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Una madre descubre la amistad de su hijo con un animal que vivía dentro de un árbol y juntos crean el hogar perfecto para su amigo

Todo comenzó cuando el perro de la casa empezó a olfatear en el árbol y dejó al descubierto al inesperado habitante

Una madre descubre la amistad de su hijo con un animal que vivía dentro de un árbol y juntos crean el hogar perfecto para su amigo
Una madre descubre la amistad de su hijo con un animal que vivía dentro de un árbol y juntos crean el hogar perfecto para su amigoInstagram / @geobeatsanimals

En el jardín de una familia, un pequeño agujero en un árbol se convirtió en el punto de encuentro de una amistad insólita. Theo, un niño curioso, descubrió que en aquel hueco vivía un sapo al que bautizó como Sr. Toad. Desde entonces, el anfibio se ha vuelto parte de la vida cotidiana de la familia.

Todo comenzó cuando el perro de la casa empezó a olfatear en el árbol y dejó al descubierto al inesperado habitante. Fascinado con el hallazgo, Theo comenzó a dedicarle tiempo, y su madre decidió apoyar esa curiosidad creando un espacio más cómodo para el animal.

Un hogar a medida para el Sr. Toad

Juntos construyeron una pequeña “casa” alrededor del agujero, con piscina improvisada, plantas nativas e incluso luces de hadas, que además atraen insectos de los que se alimenta el sapo. Theo se encarga de redecorar el lugar cada semana, con temáticas que han llegado a incluir versiones de invierno y Navidad.

La imaginación también se alimenta con cartas que la madre escribe como si fueran mensajes del Sr. Toad, agradeciendo al niño las decoraciones y llamándolo amigo. El padre participa en el juego poniendo voz al anfibio como si fuera un sabio profesor.

Siempre vuelve al agujero, pero parece observarnos. A veces aparece de repente, como si respondiera al llamado de Theo”, relató la madre, describiendo la conexión entre su hijo y el sapo.

Naturaleza y aprendizaje

Aunque la relación está rodeada de fantasía, la familia ha dejado claro que debe prevalecer el respeto por el animal. Theo ha aprendido que no puede tocarlo ni cogerlo, solo observarlo y cuidarlo desde la distancia.

El contacto con el Sr. Toad se ha convertido en una auténtica lección de vida: el niño aprende sobre biodiversidad, ciclos naturales y la importancia de cuidar a los animales sin alterar su bienestar. Al mismo tiempo, la experiencia fomenta su empatía, paciencia, creatividad y hasta el hábito de la lectura.

Durante el invierno, el sapo hibernó, lo que generó dudas y cierta preocupación en la familia. Pero al llegar el verano reapareció, esta vez acompañado de otros sapos con los que comparte el espacio.

Para la madre, lo esencial es la ilusión de su hijo ante cada pequeño descubrimiento: “Es algo que él mira todos los días. Se despierta emocionado para ver si el Sr. Toad está allí. Esta rutina se ha vuelto especial para todos nosotros”, aseguró.

Hoy, Theo sigue cuidando y decorando el rincón del sapo, mientras el Sr. Toad, lejos de mostrarse asustado, aparece en los momentos más inesperados, consolidándose como un miembro más del día a día de la familia.