Muerte del Papa Francisco

Máxima seguridad ante la avalancha de personas en San Pedro

Más de 4.000 policías están desplegados en Roma y extenderán una zona de exclusión área

Desde este martes, el Papa Francisco descansa en un sencillo ataúd de madera, revestido de zinc y terciopelo rojo. Sin catafalco ni embalsamiento, sin frisos ni bordados. Fue el último deseo del Pontífice argentino, que aspiraba a una despedida sobria y sin los fastos de otras épocas. La muerte de Jorge Mario Bergoglio sorprendió a muchos turistas de vacaciones en Roma para pasar la Pascua, mientras que otros habían venido a posta hacia la Ciudad Eterna con motivo del Jubileo de la Esperanza que se celebra este año. Ni unos ni otros quisieron perderse la despedida del «Papa llegado del fin del mundo» que intentó cambiar la Iglesia.

Cientos de personas comenzaron a abarrotar la plaza de San Pedro desde primera hora de la mañana en espera de que la basílica de San Pedro abriese sus puertas para poder dar su último saludo al papa. Para muchos de ellos era seguramente la primera vez que asistían a la imponente procesión que trasladó el cuerpo sin vida de Francisco desde su residencia en el Vaticano hasta la basílica vaticana.

Alrededor de las ocho de la tarde, por la basílica de San Pedro habían desfilado ya casi 20.000 fieles, según informó el director de la Sala de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, que anunció que la basílica permanecerá abierta hasta la madrugada.

El ataúd con los restos mortales de Francisco recorrió en una procesión la plaza de Santa Marta, la plaza de los Protomartires Romanos y atravesó el Arco de las Campanas hasta salir a la plaza de San Pedro y entrar en la Basílica por la puerta central, mientras miles de fieles lo recibían con aplausos. Mientras, cientos de medios llegados de todo el mundo captaban este momento desde el «Braccio di Carlomagno», la terraza sobre la columnata de San Pedro. Poco después, el ataúd se instaló abierto ante el imponente baldaquino barroco de la basílica, con el rosario entre las manos y la casulla roja. Las autoridades vaticanas impusieron un cordón de seguridad para mantener una mínima distancia de seguridad.

Antes de abrir la capilla ardiente al público, el cardenal camarlengo Kevin Farrell, pronunció ante los cardenales, obispos y el personal del Vaticano presentes unas palabras y arrojó agua bendita sobre el féretro de Francisco: «Con gran conmoción acompañamos los restos de nuestro querido papa Francisco desde esta capilla a la basílica vaticana, donde ha ejercido su ministerio como obispo de la iglesia de Roma y apóstol de la iglesia universal».

Religiosos, familias con niños, ancianos, jóvenes... A partir de las once de la mañana, las primeras personas que lograron acceder a la Basílica vaticana empezaron a desfilar frente al féretro de Francisco. Con un respetuoso silencio, los fieles ingresaron por la Puerta Santa y se dirigieron por la nave central de manera ordenada. Apenas tuvieron un momento para detenerse ante el féretro y presentar sus respetos a Francisco; un saludo rápido y que pase el siguiente.

A media tarde también pasó a rendir su tributo al Papa la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. La líder del partido Hermanos de Italia, vestida completamente de negro, llegó ante el ataúd, custodiado por cuatro guardias suizos y rezó unos instantes ante el cuerpo del papa argentino. «Lo último que me dijo fue que no perdiera el sentido del humor», comentó a su salida la mandataria italiana.

El martes, antes de que el féretro del Papa fuera abierto al público, pasaron por la plaza de San Pedro al menos 50.000 personas y en todo el área se concentraron cerca de 100.000, según cifras oficiales del Ministerio del Interior italiano. Las autoridades italianas esperan que el número de personas crezca según se acerque la fecha del funeral, que se celebrará el sábado a las diez de la mañana. De hecho, recuerdan, con ocasión del funeral de Juan Pablo II en 2005 estuvieron presentes en Roma entre dos y cinco millones de personas. Y las cifras que se estiman para los próximos días no son inferiores. El ministro italiano del Interior, Matteo Piantedosi, aseguró que las autoridades esperan la llegada a Roma de entre 150 y 170 delegaciones extranjeras. Así, cientos de agentes y miembros de la protección civil están ya presentes en las zonas cercanas al Vaticano, desde Plaza del Risorgimento hasta Borgo Pio, para controlar el tráfico y guiar el alto flujo de personas que desea despedirse de Francisco.

Ante la marea humana prevista, las autoridades italianas desplegaron desde este miércoles varias medidas de seguridad para canalizar la llegada de visitantes, feligreses y turistas. Y en los próximos días despleguerán 4.000 policías en Roma y extenderán una zona de exclusión área. En la zona habrá pantallas gigantes a lo largo de la Via della Conciliazione y también en otros puntos para permitir seguir las exequias del pontífice desde la calle.

Las autoridades italianas señalaron que se prestará una atención especial a los aeropuertos, estaciones y a los barrios donde se alojarán los líderes mundiales que ya han confirmado su asistencia el sábado. Especial atención tendrá la residencia del embajador de Estados Unidos en Itallia, Villa Taverna, en el barrio de Parioli, donde se alojará el presidente estadounidense Donald Trump y su esposa.

Las autoridades italianas señalaron que se prestará una atención especial a los aeropuertos, estaciones y a los barrios donde se alojarán los líderes mundiales que ya han confirmado su asistencia el sábado.