Ciencia

Mono "Retro": ¿Nos debe preocupar la clonación de un macaco?

Científicos chinos logran por primera vez clonar un primate con capacidad de supervivencia ¿Será un hombre o una mujer los siguientes?

Fotografía del mono rhesus clonado con células somáticas tomada a los 17 meses. La primera clonación exitosa de primates la logró un grupo de científicos chinos en 2018, casi 22 años después -y con la misma técnica- del conocido caso de la oveja Dolly. Ahora, el mismo equipo liderado por Zhen Liu y Qiang Sun ha conseguido clonar otra especie, un mono rhesus que sobrevivió más de dos años.
Fotografía del mono rhesus clonado con células somáticas tomada a los 17 meses. La primera clonación exitosa de primates la logró un grupo de científicos chinos en 2018, casi 22 años después -y con la misma técnica- del conocido caso de la oveja Dolly. Ahora, el mismo equipo liderado por Zhen Liu y Qiang Sun ha conseguido clonar otra especie, un mono rhesus que sobrevivió más de dos años.Zhaodi LiaoEFE/Nature Communications

Su nombre, Retro, no es una referencia temporal. De hecho, este macaco Rhesus de algo más de dos años de edad es cualquier cosa menos antiguo, retrógrado. Es, ni más ni menos, que la última novedad en ciencia biológica. Retro procede de Trofoectodermo de Reemplazo, un nombre técnico que se refiere al modo en el que se desarrollaron las células de la capa externa del embrión del que nació y que lo ha convertido en un mono único en el mundo. Y es que Retro es el único primate clonado que ha llegado a la edad adulta. Sus antecesores murieron pocos días después de nacer.

Y por eso ha ocupado las primeras planas de todos los periódicos del mundo esta semana: «Científicos chinos logran por primera vez clonar un primate con capacidad de supervivencia». Retro se suma así a la lista de animales clonados célebres que inauguró la oveja Dolly y que se completa con numerosos ejemplos de roedores, cerdos, vacas, caballos, perros…

El anuncio ha levantado la lógica expectación y los lógicos temores. No por la técnica utilizada (que supone un ligero avance sobre las tecnologías de clonación anteriores) sino por cuanto nos acerca, o no, al temido paso de la clonación humana. ¿Estamos más cerca de que la próxima especie de la lista sea un hombre o una mujer?

Pero, vayamos por partes. ¿Qué es lo que han conseguido de verdad los científicos de la Academia de Ciencias China? Según el artículo que ellos mismos han publicado en Nature Communications, Retro es un producto de una técnica llamada transferencia nuclear de células somáticas, que ya ha sido usada en anteriores clonaciones. Consiste en utilizar células somáticas de un individuo (cualquier célula que nos sea un espermatozoide o un óvulo) a las que se ha extraído el núcleo (la región de la célula donde reside el grueso de la información genética).

Ese núcleo se inserta en una célula reproductiva de otro animal para generar un embrión nuevo. Mediante técnicas electroquímicas muy bien definidas, el conjunto resultante puede reprogramarse para convertirlo en un embrión. Ese nuevo embrión tendrá exactamente el mismo código genético que el animal donante de la primera célula. Si se inserta en una hembra y se logra una gestación, nacerá un clon idéntico de ese animal original.

Parece sencillo. Pero no lo es. La experiencia con todas las especies clonadas previamente demuestra que el porcentaje de éxito de estas clonaciones es ínfimo. Hay que insertar centenares de embriones y docenas de embriones para lograr un parto con éxito. Cerca del 99 por 100 de los intentos es infructuoso. Además, en el caso de los primates, los anteriores intentos terminaron con el fallecimiento prematuro de la criatura nacida.

La placenta, lo más difícil

Una de las razones detrás de este fracaso es que, por motivos desconocidos, la transferencia nuclear crea placentas menos sanas que las que se desarrollan por otras técnicas de fertilización naturales o artificiales. Aquí es donde cobra sentido el nombre de Retro. Gran parte de la placenta se desarrolla a partir de la capa de células externas del embrión que se llama trofoectodermo que comienza a crecer justo después de que el embrión se implante. A diferencia de lo ocurrido en anteriores clonaciones, los científicos chinos han añadido un paso más al proceso: han retirado el trofoectordermo del embrión y lo han sustituido por células que cumplen la misma función derivadas de un embrión obtenido por fertilización in vitro. De ese modo, Retro tiene en realidad cuatro «padres» o «madres». El donante del núcleo celular, la donante de un óvulo sano para introducir ese núcleo, la hembra receptora del embrión para gestarlo y el animal donante del embrión del que se ha sacado el trofoectodermo.

No está claro que tan compleja técnica haya sido realmente un éxito. Porque el número de intentos fallidos ha sido similar (de hecho, algo mayor incluso) que en casos de clonación anteriores. Pero se ha logrado una mayor supervivencia del animal clonado.

¿Qué sentido tiene, entonces, realizar este tipo de clonaciones? El principal objetivo científico de estas investigaciones es conocer mejor cómo se desarrollan las primeras fases del crecimiento embrionario de un mamífero. Durante los estadios iniciales del desarrollo del embrión ocurren infinidad de procesos no muy bien descritos que tienen un impacto evidente en las probabilidades de éxito de un embarazo y quizás en la salud general del futuro nacido. Carecemos de herramientas suficientes para realizar modelos que ayuden a entender ese momento vital y, por supuesto, no se puede investigar manipulando y destruyendo embriones humanos a tal efecto. Clonar animales con dotaciones genéticas similares a los humanos puede servir de laboratorio para comprender procesos que quizás estén detrás de algunas enfermedades congénitas o de muchos abortos.

De hecho, los científicos chinos han comparado 484 embriones de macaco Rhesus obtenidos por clonación con 499 embriones producidos por fertilización in vitro y han descubierto numerosas diferencias en la expresión genética. Por ejemplo, han hallado que los genes que generalmente se expresan de manera diferente si proceden del padre o de la madre, en el caso de la clonación pierden parte de su diferenciación. Todos estos datos, en el futuro, podrían conducir a un mejor conocimiento de cómo se desarrolla un embrión sano y uno enfermo y se podría aplicar esta información al estudio de enfermedades humanas.

Aun así, muchos expertos creen que la clonación sigue siendo innecesaria. En la actualidad contamos con herramienta de modificación genética como CRISPR y modelos celulares de laboratorio que podrían permitir alcanzar las mismas cotas de conocimiento en el futuro. Precisamente este argumento permite, hoy por hoy, asegurar que la clonación de monos como Retro no nos está acercando a la clonación humana. La técnica es tan compleja y tiene tan poco éxito que, incluso aunque no fuera éticamente repugnante, no tendría sentido tratar de llevarla a cabo. ¿O sí?

La primera pregunta previa que se debe hacer ante un experimento científico es ¿para qué? En este caso, la respuesta es obvia: clonar monos sirve para poco, clonar humanos no sirve para nada. Pero si la historia nos demuestra algo es que, si existe una puerta abierta a la consecución de un logro, por inútil y reprochable que sea, alguien en algún logar del mundo terminará estando dispuesto a realizarlo. Por eso se hace imprescindible que las leyes sean cada vez más rigurosas y claras al respecto. Desde 2001, en Europa está en vigor el Protocolo Adicional al Convenio de Oviedo sobre Derechos Humanos y Biomedicina, que establece la prohibición de «cualquier intervención que tenga por objeto crear un ser humano genéticamente idéntico a otro ya sea vivo o muerto». Esta prohibición de la clonación de facto se aplica en 24 países de Europa. En otros lugares del planeta, las cosas no son tan claras. 15 estados de Estados Unidos tienen leyes que prohíben solo la clonación reproductiva (no la desarrollada con fines terapéuticos). En países como Australia, China, India, Pakistán o el Reino Unido se diferencia entre clonación humana reproductiva y terapéutica y algunas de ellas están permitidas.

Todo lo que está permitido solo necesita de un motivo para que se haga realidad. En este caso, los motivos científicos son muy cuestionables. Pero otras motivaciones menos transparentes puede conducir tarde o temprano a que un ser humano sea clonado por primera vez