La opinión de Paloma Pedrero

Odio en internet

En Austria han creado un programa, “Diálogo en vez de odio”, que se aplica desde 2019 como alternativa a un proceso penal contra los delitos de odio en internet

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Trols, haters, y lurkers los críticos del siglo XXIobjetivo bienestar

Hay tanto que da miedo. En Austria han creado un programa, “Diálogo en vez de odio”, que se aplica desde 2019 como alternativa a un proceso penal contra los delitos de odio en internet. Un curso que llevan a cabo trabajadores sociales de forma presencial y obligatoria, si no se cumple a rajatabla, el proceso sigue en tribunales. Los imputados hacen un trabajo de concienciación, una terapia para llegar al fondo del conflicto.

El tratamiento está basado en preguntas tipo: "¿Qué escribiste? ¿Cómo llegaste a eso? ¿Qué te lleva a tener esta opinión? ¿Qué es lo que te enfada tanto?". Al hacer esta introspección, la persona empieza a encontrar los motivos íntimos, casi siempre frustraciones o malos aprendizajes, que dejaron una estela de rencor hacia ciertos asuntos o personas. Casi todos tenemos alguna herida, a veces inconsciente, que nos hace reaccionar con agresividad ante ciertas opiniones, más aún cuando el anonimato o el escondite de lo virtual nos protege.

Sin embargo, la mayoría de los delitos de odio político o social vienen de la ignorancia, esa que genera un miedo irracional a lo diferente desconocido. Por eso creo que en este programa austriaco la parte práctica es lo más eficaz. Imaginen que una persona es homófoba hasta el odio penal en sus comentarios; entonces habrá que llevarlo a conocer a personas LGTB; a que charlen con ellos, conozca cómo ha sido y es su vida… Y que, a través de esos encuentros, el odiador comience a sentir empatía, incluso afecto natural. Porque la única forma de comprender es conocer.

Dicen que es tanto el éxito del programa que ya no solo tratan delitos de odio en las redes, sino también en la vida real. Claro, el castigo no es un excelso método para la transformación. En la mayoría de los ofensivos hay un corazón descacharrado o un alma descompuesta. Eso sí, yo quizá le cambiaría el nombre. "Conocerse para comprender", podría ser. A lo mejor a la larga no sale tan caro.