
Religión
El Papa ve «la amenaza de una guerra mundial»
Francisco pide reformar la ONU ante los embajadores vaticanos

Francisco ha ejercido este jueves de voz de la conciencia global frente a «la amenaza cada vez mayor de una guerra mundial» en el tradicional encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede que celebra siempre justo después de las fiestas navideñas. Desde el Aula de las Bendiciones del Vaticano, el Papa compartió ante los 184 embajadores acreditados un detallado discurso que analizaba el contexto sociopolítico «azotado por numerosos conflictos» y por «la persistencia de execrables actos de terror, como los ocurridos recientemente en Magdeburgo, Alemania y en Nueva Orleans, Estados Unidos».
Eso sí, debido al resfriado que arrastra, no fue él quien puso voz a estas alertas, sino que fue leído por el subsecretario del Dicasterio para las Iglesias Orientales, Filippo Ciampanelli.
El Sucesor de Pedro instó a los representantes de las naciones a apostar por una diplomacia de la esperanza, basada en el perdón y la verdad, «para que las densas nubes de la guerra puedan ser barridas por un renovado viento de paz». Así, los presentó como un antídoto frente a «sociedades cada vez más polarizadas, en las que se alberga un sentimiento general de miedo y desconfianza hacia el prójimo y hacia el futuro».
Para lograr un giro en las relaciones internacionales desde la multilateralidad que siempre ha defendido la Santa Sede, la hoja de ruta pasa por «el diálogo con todos, incluidos los interlocutores que se consideran más ‘incómodos’ o que no se estiman legítimos para negociar». El Pontífice está convencido de que es «el único camino para romper las cadenas de odio y venganza que aprisionan y para desactivar las bombas del egoísmo, del orgullo y de la soberbia humana, que son la razón de toda voluntad beligerante que destruye». Así, se mostró especialmente preocupado por el vigente «clima de sospecha que fomenta el odio, perjudica la seguridad de las personas y compromete la convivencia civil y la estabilidad de naciones enteras». No dudó en recordar los recientes atentados sufridos por el presidente del Gobierno de la República Eslovaca y por Donald Trump.
Como ya verbalizara en alguna entrevista, Francisco propone una reforma en profundidad de Naciones Unidas. No lo citó explícitamente, pero la referencia era directa cuando su discurso expuso que «las instituciones multilaterales, surgidas en su mayor parte al finalizar la segunda guerra mundial, hace 80 años, ya no parecen ser capaces de garantizar la paz y la estabilidad, la lucha contra el hambre y el desarrollo para los cuales habían sido creadas». El dardo fue más allá para sostener que, hoy por hoy, no se presentan como herramientas para «responder de manera verdaderamente eficaz a los nuevos desafíos del siglo XXI, como las cuestiones ambientales, de salud pública, culturales y sociales, además de los retos impuestos por la inteligencia artificial».
En paralelo, también puso sobre la mesa ante los embajadores la existencia de una «colonización ideológica» que está «cambiando el significado de los términos o reinterpretando unilateralmente el contenido de los tratados sobre los derechos humanos». Para el Papa, estas estrategias «pisotean los valores y la fe de los pueblos».
En su repaso, el Pontífice también tachó de «inaceptable» hablar de «un presunto derecho al aborto que contradice los derechos humanos, en particular el derecho a la vida». «Toda la vida debe protegerse, en cada momento, desde su concepción hasta la muerte natural, porque ningún niño es un error o es culpable por existir, así como ningún anciano o enfermo puede ser privado de esperanza o ser descartado», sentenció después sobre la eutanasia.
Adentrándose en los conflictos abiertos, instó a la comunidad internacional a que «se esfuerce ante todo en poner fin a la guerra que desde hace casi tres años baña de sangre la afligida Ucrania y que ha causado un enorme número de víctimas, incluso muchos civiles». «Algunos signos alentadores se vislumbran en el horizonte, pero se necesita todavía mucho trabajo para poner en pie las condiciones de una paz justa y duradera, y para sanar las heridas infringidas por la agresión», dejó caer. De la misma manera, se refirió a la Franja de Gaza, solicitando «un alto el fuego y la liberación de los rehenes israelís». «Mi deseo es que israelíes y palestinos puedan reconstruir los puentes de diálogo y de confianza recíproca, a partir de los más pequeños, para que las generaciones venideras logren convivir, en paz y seguridad, en ambos Estados y Jerusalén sea la ciudad del encuentro», añadió.
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