Religión

El Papa aterriza en Hungría para exigir paz en Ucrania

El Papa inicia mañana un viaje de tres días al país de Orbán, limítrofe con la guerra de Europa y receptora de refugiados

Francisco recibió ayer en el Vaticano al primer ministro ucraniano
Francisco recibió ayer en el Vaticano al primer ministro ucranianoVATICAN MEDIA HANDOUTAgencia EFE

Francisco desembarca este viernes en Hungría para saldar una cuenta pendiente. No con el primer ministro, Viktor Orbán, con el que tiene sus más y sus menos, al menos en materia migratoria. Más bien con un país al que prometió regresar cuando en septiembre de 2021 hizo una escala de apenas siete horas para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional de camino a Eslovaquia.

Durante tres días, el Papa saldará su deuda con una intensa agenda. Sobre todo, teniendo en cuenta las limitaciones por su maltrecha rodilla y sin perder de vista que hace un mes era ingresado de urgencia en el hospital Gemelli de Roma por una inesperada bronquitis que le llegó a dejar inconsciente. Precisamente estos achaques han propiciado que su radio de acción se circunscriba a Budapest, la capital de una nación con mayoría cristiana que visitó Juan Pablo II en dos ocasiones, pero que Benedicto XVI no pisó. De hecho, se calcula que el 29% de los 9,6 millones de húngaros de los húngaros son católicos y un 14%, protestantes.

Sin embargo, estas restricciones de movilidad no le impedirán al pontífice argentino completar una agenda que se vertebrará, al menos, en dos pilares. Por un lado, el Papa alentará a la comunidad creyente y respaldará la labor que la Iglesia lleva a cabo por la sociedad. Prueba de ello será la visita al Instituto del Beato László Batthyány-Strattmann, para niños con deficiencias visuales. Pero, sin duda, amén de encuentros con el clero y con los jóvenes, su labor como pastor se pondrá de manifiesto en la masiva eucaristía que celebrará el domingo en la plaza Kossuth Lajos.

Geopolítica vaticana

En paralelo, Francisco visibilizará la apuesta geopolítica vaticana en una Hungría limítrofe con la guerra que asola Europa. Sin rebajar un ápice su apoyo a la que siempre presenta como la «martirizada Ucrania», como exhibió ayer mismo cuando recibió en el Vaticano al primer ministro de Zelenski, Denys Shmyhal, el Papa lanzará un nuevo grito por la paz, consciente del estancamiento del conflicto y del riesgo latente de que se desate sin complejos esa «tercera guerra mundial por pedazos» que viene profetizando. No resulta complicado aventurar que este clamor papal se hará sentir nada más aterrizar, cuando pronuncie su primer discurso en la sede del Gobierno húngaro, donde se dirigirá a las principales autoridades del país. Entre ellos, el propio Orbán, el líder europeo más complaciente con Vladímir Putin y más hostil a las sanciones de la Unión Europea.

El tono de las palabras de Francisco a buen seguro se recrudecerá cuando el Francisco se encuentre de tú a tú con un grupo de pobres y refugiados en la iglesia de Santa Isabel de Hungría. Y es que, se calcula que hasta dos millones de ucranianos habrían abandonado su país a través de los 136 kilómetros de fronteras húngaras.