Vaticano

Regreso de Francisco en el Domingo de Ramos

El Papa irrumpió en la Plaza de San Pedro al finalizar la eucaristía sin las cánulas nasales para el oxígeno y con mejor voz: «¡Buena Semana Santa!»

VÍDEO: Papa Francisco aparece en la Plaza de San Pedro al final de la misa: "Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa"
Papa Francisco apareció en la Plaza de San Pedro al final de la misa: "Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa"Europa Press

Cuando hace tres semanas el doctor Sergio Alfieri desveló que Francisco estuvo a punto de perder la vida en dos ocasiones por una neumonía bilateral y anunció el alta hospitalaria con la imposición de dos meses de convalecencia acompañada de un asilamiento domiciliario para evitar complicaciones en la infección polimicrobiana que padece, se multiplicaron las conjeturas sobre la participación del Papa en la Semana Santa vaticana y qué implicaría que el Pontífice no presidiera con los actos principales de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Ayer a mediodía se desveló la incógnita. Con una ovación fue recibido Jorge Mario Bergoglio en la Plaza de San Pedro cuando se presentó en el lugar más emblemático del Vaticano en silla de ruedas al final de la misa del Domingo de Ramos.

Como sucediera hace una semana en el jubileo de los enfermos, el Sucesor de Pedro fue conducido hasta el altar. Desde allí, sin las cánulas nasales para recibir oxígeno, se dirigió al público con la naturalidad que acostumbra: «¡Feliz Domingo de Ramos, Buena Semana Santa!». Unas sencillas palabras que, sin embargo, sí permitieron constatar la paulatina mejora en la respiración y en la voz, sobre todo si se compara con las intervenciones previas, incluido el audio de agradecimiento durante su internamiento en el Policlínico Gemelli o su saludo a la salida del centro hospitalario.

Francisco correspondió a los vítores de los cerca de 40.000 fieles que llenaban la plaza con una sonrisa y un saludo. Después, el equipo vaticano de seguridad le llevó a saludar durante unos diez minutos a algunos de los peregrinos y a los cardenales hasta que fue conducido al interior de la basílica de San Pedro. Allí también bendijo a algunos fieles y repartió caramelos entre los niños que se encontró. Además, rezó ante la tumba de San Pedro y de Benedicto XV.

Lo cierto es que, hasta ese momento, nadie había anunciado la participación del Pontífice, a pesar de que las escapadas que realizó en los días previos, tanto a la propia basílica epicentro del catolicismo como a la basílica de Santa María la Mayor pudieran hacer pensar que el Obispo de Roma, de alguna manera, se presentaría el Domingo de Ramos.

Hasta ese momento, el Papa ya se había dejado escuchar a través de la voz de su compatriota argentino, el cardenal Leonardo Sandri, que es el vicedecano del Colegio Cardenalicio. Fue él quien presidió la procesión del domingo de Ramos que partió del bazo de Constantino hasta el obelisco, así como la eucaristía posterior. Ciento cincuenta palmas y 200.000 ramitas de olivo se llegaron a distribuir para conmemorar la entrada de Jesucristo en Jerusalén.

Sandri fue el responsable de leer la homilía firmada por Francisco en la que instó a los católicos del planeta a convertir la crucifixión del Hijo de Dios en un compromiso con los castigados de este mundo: «Hermanos, hermanas, para experimentar este gran milagro de la misericordia, decidamos durante la Semana Santa cómo llevar la cruz; no al cuello, sino en el corazón. No sólo la nuestra, sino también la de aquellos que sufren a nuestro alrededor».

En el texto, Francisco se detuvo en uno de los personajes de la Pasión, Simón de Cirene, el hombre que se vio obligado a ayudar a Jesús a cargar su cruz camino del Calvario. Sandri enfatizó en la reflexión papal cómo los creyentes deben convertirse hoy en «cireneos los unos para los otros» por voluntad propia. «Este es precisamente el modo, inesperado y desconcertante, en el que el Cireneo se ve involucrado en la historia de la salvación, donde ninguno es extranjero, ninguno es ajeno», se lee en la homilía papal.

«¡Cuántos cireneos llevan la cruz de Cristo! ¿Los reconocemos? ¿Vemos al Señor en sus rostros, desgarrados por la guerra y la miseria?», remarca Bergoglio, con una meditación: «Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvífico». Para el Papa, «la pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más, cuando levantamos al que está caído, cuando abrazamos al que está desconsolado».

Por otro lado, el mensaje vinculado al rezo dominical del ángelus, que fue distribuido sin pronunciarse como en domingos anteriores, el Papa expresó de nuevo sus condolencias por las 226 victimas mortales de una discoteca en la República Dominicana. «Dios las acoja en su paz», aseveró.