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Ni papel de aluminio ni film: el truco inteligente para evitar que el queso y los embutidos se sequen tras abrirlos
El truco definitivo para conservar el sabor y la textura del queso y los embutidos está en un método más simple y sostenible que evita la deshidratación y el moho
Guardar queso o embutidos abiertos en el frigorífico parece una tarea sencilla, pero hacerlo mal puede arruinar el sabor y la textura de los alimentos en apenas un par de días. En muchas neveras, los vemos envueltos en film o aluminio, a veces incluso dentro de un táper. Sin embargo, estos métodos tan extendidos no son los más adecuados: pueden atrapar humedad, alterar el sabor e incluso favorecer la aparición de moho o malos olores.
Cada tipo de alimento tiene su propio ritmo de conservación, pero los productos curados o fermentados, como los embutidos y los quesos, requieren cuidados especiales. La clave, según los expertos en conservación alimentaria, está en crear un microclima equilibrado, en el que haya protección frente al aire, pero también una mínima transpiración.
Por qué el aluminio y el film no funcionan
El papel de aluminio ha sido durante décadas el envoltorio estrella en las cocinas, pero no es la mejor opción para alimentos salados o ácidos. Según advierte la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), el contacto prolongado del aluminio con productos de pH bajo, como algunos embutidos curados o quesos fuertes, puede provocar una transferencia de partículas metálicas al alimento, alterando su sabor y composición.
Por su parte, el film transparente, aunque más inocuo, no deja respirar al producto. Al atrapar el aire y la humedad, genera condensación dentro del envoltorio. En el caso del queso, esto altera su corteza y acelera el desarrollo de mohos no deseados. En los embutidos, el resultado es similar: los jugos naturales se condensan, los bordes se endurecen y el sabor se degrada.
Además, estos materiales tienden a absorber olores del frigorífico: un camembert o un jamón loncheado guardados cerca de una cebolla terminan adquiriendo su aroma en cuestión de horas.
Cómo tapar el embutido y el queso de la manera más efectiva
La técnica más eficaz, según recomienda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), consiste en combinar dos capas de protección: una interna que permita respirar al alimento y otra externa que mantenga la humedad estable.
- 1. Primera capa: papel de horno, encerado o de queso. Este tipo de papel actúa como una “piel” transpirable. Evita que el alimento se reseque, pero permite que expulse el exceso de humedad.
- 2. Segunda capa: recipiente hermético. Una vez envuelto, guarda el producto en un recipiente de vidrio o acero inoxidable con tapa hermética. En la base del táper, coloca una hoja de papel de cocina seca para absorber el exceso de humedad.
- 3. Ubicación en la nevera: Coloca el recipiente en el cajón de las verduras, la zona más fría y húmeda del frigorífico, ideal para productos curados o fermentados.
- 4. Mantenimiento: Cambia el papel cada dos o tres días, ventila el recipiente durante unos minutos y límpialo antes de volver a usarlo.
Con este sistema, el alimento se conserva en un entorno equilibrado, sin resecarse ni enmohecerse.
Cómo conservar distintos tipos de queso
Cada queso necesita un tratamiento distinto:
- Quesos blandos (brie, camembert): usa papel de horno o de queso. Este tipo de papel permite que la corteza “viva”, manteniendo su textura cremosa.
- Quesos azules (roquefort, cabrales): igual que los blandos, pero en una zona ligeramente más fría.
- Quesos duros o curados (manchego, parmesano): envuélvelos en un paño fino de algodón ligeramente humedecido. Así evitas que se agrieten sin ablandarlos.
- Quesos semiduros (provolone, gouda): un truco extra consiste en sumergir los cubos en aceite de oliva virgen extra —con hierbas o pimienta si se desea—. El aceite actúa como barrera natural, evita la oxidación y realza el sabor.
Cómo conservar el embutido
Los embutidos cortados requieren un cuidado diferente:
- Separa las lonchas con papel de horno o vegetal para evitar que se peguen.
- Coloca una hoja de papel de cocina encima para absorber la humedad.
- Guarda cada tipo por separado: el salchichón, el jamón o el chorizo no deben compartir envase, ya que los aromas se mezclan fácilmente.
De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, los embutidos curados pueden mantenerse abiertos hasta 10 días si se conservan de este modo, mientras que los cocidos (como el jamón york o el pavo) deben consumirse antes de una semana.
El truco definitivo no está en envolver más, sino en envolver mejor. Ni el film ni el papel de aluminio logran conservar la textura ni el sabor original de los quesos y embutidos. En cambio, una capa transpirable y un recipiente hermético crean el equilibrio perfecto entre protección y frescura. Con un poco de mimo y sin recurrir a plásticos desechables, se puede mantener el aroma, la suavidad y el sabor auténtico de los productos que más disfrutamos en la mesa.