Nuevas familias
«Paternidad platónica»: cómo criar a un hijo en pareja sin serlo
Xavi y Marina se han apuntado a la copaternidad, un nuevo modelo de familia que excluye el amor romántico de la ecuación
Xavi (Barcelona, 1979) nunca tuvo muy fácil lo de tener pareja. Dice que solo ha mantenido romances cortos, que tiene sus cosas y sus rarezas. Aunque no se veía con una familia tradicional, sí tenía ganas de ser padre. Se planteó la adopción y el vientre de alquiler, ambas opciones descartadas por su elevado coste. Hace años, una compañera de un curso de formación le habló de una manera de tener un hijo sin que mediara una relación romántica y aquello se le quedó rondando por la cabeza. Ahora está en el proceso de cumplir su sueño a través de la «paternidad platónica». Una alternativa recién llegada a España que ya lleva varios años de recorrido en Estados Unidos y otros países de Europa.
La fórmula es sencilla. Dos personas se unen para tener un hijo en común en una suerte de sociedad exclusivamente orientada a tal fin. En el caso de Xavi, fue una agencia la que le presentó a Marina, de 38 años, la que, si todo sale bien, será la madre de su hijo. «Conocí Copaternidad Barcelona hace un año y medio a través de Facebook y me puse en contacto con ellos. La verdad es que ya lo daba todo por perdido y a partir de ese momento la cosa fue rodada. Se pusieron a buscar a alguien compatible conmigo y a las pocas semanas me llamaron para decirme que había una chica que debía conocer». Quien llamó a Xavi fue Carmen Balaguer, antropóloga y fundadora de esta agencia pionera. Una vez que había encontrado a la candidata ideal, concertó una cita para que se conocieran.
«Estaba muy nervioso, la verdad. Nunca había tenido una cita a ciegas y ya sabes, cada uno tiene sus prejuicios. Al final me lancé y fui a tomar un café con Marina. Estuvimos un par de horas charlando del tema». En ese punto del proceso, los aspirantes a «copadres» llamaron a la agencia y les contaron cómo les había ido. Coincidieron en la buena impresión y Carmen les dio los teléfonos respectivos para que siguieran conociéndose a su aire. Desde la primera cita, que tuvo lugar el pasado octubre, hasta hoy, se han visto a menudo y han llegado a pasar tres fines de semana juntos para ver cómo funciona la convivencia. «La idea es que vivamos en la misma casa al menos los dos primeros años de la crianza, aunque mantendremos espacio para cada uno Luego pasaremos a una custodia compartida, una semana cada uno, aunque esto está abierto a que podamos seguir conviviendo si a los dos nos parece la mejor opción», explica Xavi a través del teléfono.
Marina aún no está embarazada, pero estos días se hará la primera inseminación artificial. Lo van a intentar primero con un kit casero que les ha facilitado un amigo médico para ahorrarse los 3.000 euros de la clínica. Van a compartir todos los gastos al 50%. En estos meses se lo han planteado casi todo: cómo será el pacto y la lactancia, que valores le inculcarán o qué tipo de educación quieren. Los formularios que Carmen les envía periódicamente les ayuda a contestarse preguntas que aún no se habían hecho: «Cuando las dos personas ya están decididas hacemos el acuerdo de coparentalidad previo a la gestación. Todo lo que han hablado en este tiempo se ordena en un documento donde consta cómo será el proceso. Son muchos aspectos: la clínica y la relación de ambos durante la espera, la organización de los primeros días y meses del bebé, orden de los apellidos, economía, guarderías, bajas de maternidad y paternidad, navidades...».
¿Y qué ocurriría si uno de los dos tiene una pareja? Xavi admite que eso también lo han contemplado y han acordado que la persona que entre en sus vidas no hará el rol de padre ni de madre ni vivirá en la casa del menor. En Copaternidad Barcelona, que arrancó su andadura hace un par de años, hay en este momento una decena de parejas en el proceso de concepción y ya se ha logrado un embarazo. Según explica Carmen, tres de ellas se han convertido en «parejas románticas» en el camino. Xavi cree que no va a ser su caso, aunque reconoce que el afecto por Marina va creciendo con el tiempo y que se están entendiendo bastante bien dadas las poco usuales circunstancias. Las familias de ambos han acogido con respeto su decisión «porque nos ven contentos y seguros de lo que vamos a hacer».
En esta agencia, unas de las pocas que aún operan en nuestro país, han recibido unas 200 peticiones de información desde principios de 2021. El perfil de los interesados suele coincidir: «Generalmente son personas con un nivel académico alto, bien posicionadas laboralmente y un buen nivel cultural alto. La edad de las mujeres oscila entre los 37 y los 41 años y la de los hombres va de los 40 a los 45». Los que se atreven con este modelo disruptivo de familia suelen ser personas desencantadas del amor romántico o con aversión a los tradicional, homosexuales o, incluso, gente con pareja que no quiere tener descendencia o que ya ha tenido hijos.
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