Pandemia

Precaución y "despiste" tras el fin de la mascarilla en los transportes

Menos de la mitad de los usuarios sigue llevándola en el primer día de la entrada en vigor de la modificación del uso de los cubrebocas

En el primer día sin mascarilla en los transportes no se ha apreciado un gran impacto entre los usuarios, en parte porque muchos de ellos habían dejado de usarla ya hace días en el metro (donde controlar su uso de forma eficaz era complicado), aunque no así en el autobús, debido a la estrecha vigilancia de los conductores.

Algo menos de la mitad de los usuarios siguieron llevándola, en su mayoría «por precaución» o simplemente por despiste.

Viajeros como Marilyn, usuaria del tren de cercanías, ha reconocido en los andenes de la estación de Atocha de Madrid haberse enterado de la modificación legal aprobada el martes por el Consejo de Ministros al ser preguntada sobre ello. «Por una parte está bien, pero por otra no, por las personas mayores», ha señalado en declaraciones a la agencia Ep.

Los servicios de megafonía de algunas ciudades tampoco ayudaron a los viajeros, ya que por ejemplo en el metro de Barcelona los anuncios seguían esta mañana «recordando» la obligatoriedad de la mascarilla en el interior de los vagones, algo erróneo tras la entrada en vigor tras su publicación en el BOE de la modificación del Real Decreto de 19 de abril de 2022. Así, desde este miércoles el cubrebocas ya no es obligatorio en los transportes públicos, pero se mantiene en centros sanitarios, residencias (en los trabajadores que estén en contacto con los residentes o en los visitantes), farmacias, clínicas dentales o de reproducción asistida.

Pese a ello, hay quien ha decido seguir llevándola, como Elena Escolar, de Barcelona, quien explicó a Efe que seguirá poniéndose la mascarilla «por un tema de costumbre, seguridad y un poco de respeto». Por el contrario, Elia Tabuenca es partidaria del fin de la restricción y comentó que ya no se la ponía en el metro desde el pasado verano, aunque la mantenía «por vergüenza» en el autobús, donde la gran mayoría de los usuarios la mantenían.

«Hay que adaptarse» a la nueva situación", señaló una mujer en Plaza de Castilla en Madrid, a quien le parecen bien las novedades. Un estudiante añadió que «es una medida necesaria en esta nueva era y con la gente ya vacunada».

No obstante, pese al levantamiento de la obligatoriedad de uso los expertos recomiendan mantenerla bajo ciertos aspectos. Así, el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM) ha pedido «prudencia», y defendió su uso en lugares cerrados y con aglomeraciones por aquellas personas que estén padeciendo algún proceso respiratorio. También se recomienda para aquellos pacientes que tengan bajas las defensas.

«Cada uno debe ser responsable y consciente» de su situación y «llevarla realmente cuando sea necesario», ha afirmado Mónica en la estación de Chamartín de Madrid. En su caso, ella la lleva porque «tengo que ir a ver a mi madre, que está enferma». Mónica da además una de las claves que hemos aprendido estos meses: «La pandemia nos deja una enseñanza, pensar en tu salud y en la de los demás», ha aseverado.