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¿Qué es el método Pomodoro? La técnica que muchos estudiantes utilizan en la selectividad

Aunque no es una fórmula milagrosa, diversos estudios han respaldado los efectos de este tipo de técnicas en el rendimiento cognitivo

La nueva Selectividad arranca este martes en toda España menos en Canarias, que empieza el día 4, y Cataluña, el 11
La nueva Selectividad arranca este martes en toda España menos en Canarias, que empieza el día 4, y Cataluña, el 11Europa Press

El calendario avanza y para miles de estudiantes de segundo de Bachillerato en España se acerca una de las etapas más decisivas de su vida académica: las pruebas de acceso a la universidad, conocidas popularmente como selectividad. A pesar de que cada comunidad autónoma establece sus propias fechas, hay algo que todos los alumnos comparten en estos días: la presión, los nervios y las horas intensivas de estudio.

Ante esta situación, muchos jóvenes recurren a estrategias para mejorar su rendimiento. Una de las más extendidas en los últimos años es el método Pomodoro, una técnica de gestión del tiempo que ha cobrado protagonismo entre quienes buscan estudiar de forma más eficaz sin caer en el agotamiento mental.

¿En qué consiste este método?

Concebido en los años 80 por Francesco Cirillo, un estudiante italiano que se ayudaba de un temporizador de cocina con forma de tomate, el método propone dividir el tiempo en bloques breves y estructurados. En concreto, se trata de concentrarse durante 25 minutos en una sola tarea, sin interrupciones, y luego hacer una pausa de cinco minutos. Estos bloques se conocen como 'pomodoros'. Tras completar cuatro de ellos, se recomienda un descanso más largo, que puede oscilar entre los 15 y los 30 minutos.

La clave de esta técnica reside en la simplicidad y en su capacidad para combatir la dispersión. Durante los intervalos de trabajo, se aconseja eliminar cualquier distracción, incluidos los dispositivos electrónicos. Esta dinámica facilita mantener la concentración, ayuda a gestionar mejor el tiempo y reduce la sensación de agotamiento que suelen sufrir los estudiantes en jornadas maratonianas de repaso.

La ciencia lo respalda

Aunque no es una fórmula milagrosa, diversos estudios han analizado los efectos de este tipo de técnicas en el rendimiento cognitivo. Investigaciones como la realizada por la Universidad de Illinois en 2011, publicada en la revista Cognition, concluyen que introducir pausas cortas en tareas largas puede mantener la atención en niveles estables. Según el estudio, el problema no es tanto que se agote la capacidad de concentración, sino que esta se diluye ante la monotonía. En este sentido, las interrupciones regulares permiten renovar el foco y mejorar el rendimiento general.

Además, se ha comprobado que la atención sostenida suele mantenerse entre 20 y 45 minutos, dependiendo del individuo y del entorno. Por tanto, el esquema de trabajo del método Pomodoro se ajusta bastante bien a los ritmos naturales de nuestro cerebro.