Ictus

Sanidad y comunidades autónomas aprueban la actualización de la Estrategia del Ictus

La última se elaboró en 2009. Entre los nuevos objetivos: la atención multidisciplinar, la equidad en el acceso a tratamientos o la participación del paciente y sus familiares en la toma de decisiones médicas

Sanitarios de Sacyl participan en una "app" para diagnosticar ictus isquémicos en las ambulancias
Sanitarios de Sacyl participan en una "app" para diagnosticar ictus isquémicos en las ambulanciasJcyl

El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han aprobado la actualización de la Estrategia del Ictus del Sistema Nacional de Salud (SNS), que se publicó en 2009 y estableció los objetivos de mejora en todos los niveles de la atención sanitaria de esta enfermedad. El documento es fruto del trabajo que, junto al Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, han realizado las sociedades científicas y las

asociaciones de pacientes para conseguir una mejor prevención, atención y rehabilitación del ictus, basadas en la excelencia clínica y en condiciones de igualdad en todo el territorio.

Según indica Sanidad en un comunicado, la de 2009 fue evaluada tanto en 2013 como en 2021 para analizar si había servido a su cometido. Los resultados fueron positivos y mostraron que se habían alcanzado un gran número de los objetivos marcados, entre los que destacaba la reducción significativa de la mortalidad por ictus en España, el aumento de la autonomía de los supervivientes, así como la disminución en la variabilidad en los resultados en las diferentes comunidades autónomas.

Hay que recordar que, en España, unas 120.000 personas sufren cada año este trastorno brusco en la circulación sanguínea del cerebro, de las que el 50% experimenta secuelas incapacitantes o fallece. Además, es una enfermedad que trae consigo un enorme sufrimiento y un impacto en todas las esferas de la vida. Aunque su incidencia aumenta considerablemente a partir de los 60-65 años, el 27% de los ictus atendidos en los hospitales españoles corresponden a personas de menos de 65 años y el 8% a pacientes con menos de 50, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). En la última década se ha incrementado su incidencia en un 25% en edades comprendidas entre 20 y 64 años. Con el envejecimiento de la población, los estudios prevén un

La Estrategia actualizada, que integra las directrices de la OMS y se alinea con los principales objetivos y recomendaciones recogidos en el Plan de Acción Europeo para el Ictus 2018-2030, persigue nuevas metas para mejorar la atención del paciente. Entre ellas, la de abordar la complejidad de la enfermedad cerebrovascular desde una perspectiva integral de la atención, interdisciplinar, coordinada y centrada en la persona.

Para ello, se requiere de una actuación rápida y especializada por equipos interdisciplinares, coordinados por Neurología, así como una adecuada organización asistencial y asignación de recursos.

El nuevo documento también pone el foco en la equidad, la sostenibilidad, el respeto de los derechos humanos y la bioética como pilares fundamentales. Y es que, aunque ha mejorado en los últimos años, la disponibilidad y acceso a las Unidades de Ictus y trombectomía sigue siendo todavía desigual, tanto entre las diferentes comunidades autónomas como dentro de la misma autonomía, lo que pone de manifiesto una deficiente equidad para acceder al mejor tratamiento en fase aguda

Otro punto importante, que el texto destaca, es que debe garantizarse la participación de las personas afectadas y sus familiares en la toma de decisiones y en el autocuidado, y el acompañamiento y apoyo en todas las fases para lograr la máxima autonomía y calidad de vida. Los tratamientos de neurorrehabilitación y la atención de las necesidades en la vida después del ictus son cruciales para disminuir la discapacidad funcional y mejorar la calidad de vida de los que lo han sufrido, pero el acceso a ellos también es desigual en España.

Prevención

De acuerdo con una investigación sobre enfermedades cerebrovasculares realizada por la SEN, el 90% de los casos de ictus podrían evitarse mediante una adecuada prevención de los factores de riesgo y la adopción de un estilo de vida saludable. Según un reciente análisis de la Universidad de Harvard sobre cómo prevenir un ictus, ciertos tipos tienen una mayor probabilidad de ocurrir en personas que padecen de presión arterial alta crónica. Sin embargo, otros tipos de accidente cerebrovascular hemorrágico pueden surgir de manera imprevista. "Aunque anomalías en los vasos sanguíneos, como un aneurisma (una dilatación en la pared de los vasos sanguíneos que puede romperse) o una malformación arteriovenosa (una red inusual de vasos sanguíneos) incrementan el riesgo, estas condiciones solo pueden ser descubiertas mediante pruebas de detección", señalan.