Inmigración

Yo, voluntario

80 psicólogos y trabajadores sociales atenderán en primera línea a los inmigrantes. Sus traumas más duros los traen de sus países

María José Talaverano es una de las trabajadoras de Cruz Roja que forma parte del operativo / Cipriano Pastrano
María José Talaverano es una de las trabajadoras de Cruz Roja que forma parte del operativo / Cipriano Pastranolarazon

80 psicólogos y trabajadores sociales atenderán en primera línea a los inmigrantes. Sus traumas más duros los traen de sus países.

María José Talaverano lleva muchos años trabajando con inmigrantes que llegan en situaciones traumáticas a España. En el operativo del «Aquarius» es sólo una de las muchas encargadas que coordinan el equipo de psicólogos, trabajadores sociales y los llamados socorristas de acompañamiento, que han acudido de forma voluntaria al llamamiento de Cruz Roja para atender la emergencia social que supone hoy la llegada de los tres barcos. Este equipo formado por 80 profesionales forma parte de primera fase de ayuda, la que atenderá a los 630 inmigrantes además de sanitaria y de avituallamiento básico. Pero ¿en qué circunstancias llegan y cómo se les puede ayudar psicológicamente?

«La primera barrera que nos encontramos es la del idioma», explica Talaverano. «Tenemos que tener un traductor durante esa primera conversación y eso hace que sea un trato un poco más frío». En ese primer momento, las reacciones de cada uno son «de todos los colores». «Hay quienes se cierran y apenas hablan, o porque están bloqueados o porque no les sale contarte nada». Lo principal, explica la profesional, es que «sientan que estamos para ayudarles, si ellos quieren y en lo que necesiten». Su compañero Agustín Peris, jefe de coordinación del área psicosocial que atenderá a los inmigrantes en Cheste, uno de los «campamentos base» donde se alojarán, insite en esta idea: «Tienen que notar que somos una mano amiga, que lo peor ya ha pasado y que están a salvo». Lo difícil, explican, es hacer sentir seguridad, «acogimiento», a gente que llega en un estado muy precario a nivel emocional, ya no solo por el periplo en el mar, sino por lo que han vivido en sus países de origen y que les hizo echarse al agua a jugarse la vida. «El primer mensaje que tiene que llegarles es ‘‘te escucho, voy a ayudarte’’. Les hacemos sentir que pueden desahogarse, quizás crean que no sirva de mucho, pero contar todo y sacarlo es un gran paso». Aunque no hay un patrón único de comportamiento, «lo más habitual es que el primer sentimiento sea de alivio, que han dejado atrás el infierno». Se sienten «muy perdidos y desorientados» porque algunos ni siquiera saben bien dónde están ni el camino que les espera, pero sí que se animan a contar su historia. «Son historias de guerras, de prostitución, de mafias... historias muy duras».

«Hay muchos que llegan con pánico al mar porque no son gente acostumbrada a navegar y mucho menos tantos días». Pero los profesionales aseguran que los traumas «más complejos» los traen de su país de origen y llevan muchos años sin tratar. «Son gente que se ha acostumbrado a vivir en el horror durante años hasta que dijeron ya no puedo más». Lo que es cierto es que otros compañeros psicólogos, como los de Médicos Sin Fronteras, ya están ofreciendo una primera ayuda en el barco, algo que consideran fundamental para no venirse abajo durante estos últimos días de travesía.

La parte más delicada de esta atención es la proporcionada a los menores, especialmente a los de entre 4 y 9 años. «Lógicamente, el tratamiento es otro, pero no les ocultamos nada», asegura Talaverano. «Los niveles de sufrimiento de estos niños son muy altos pero tienen que saber dónde están y su situación». La intervención con los más pequeños es a través de juegos. Ya hay preparados decenas de juguetes y todo tipo de entretenimientos para que primero se «relajen y jueguen», y luego ya se empieza a hablar con ellos. Además, desde Cruz Roja Juventud explicaron que también habrá talleres para niños y «amenizadores» infantiles, tipo psicólogos disfrazados y otras iniciativas.

Además de estos 80 profesionales que estarán en primera línea, hay otros 200 voluntarios que ya están en prealerta.

Cruz Roja ha abierto una cuenta específica para la llegada del «Aquarius» por la cantidad de donaciones que estaban recibiendo. Ya tienen acumuladas más de 1,5 toneladas de alimentos no perecederos tipo galletas, cremas frías, zumos, pan de pipas... además de material sanitario donado por farmacias, como gasas, analgésicos.... Así, el trasiego en esta nave habilitada para la entidad en el puerto era ayer un ir y venir de camiones y de voluntarios descargando los productos.