El Vaticano prohíbe a los sacerdotes inventarse fórmulas sacramentales y seguir los libros litúrgicos sin "añadir, quitar o cambiar nada"
Se citan como ejemplo cambios en la fórmula del bautismo, por ejemplo: "Yo os bautizo en el nombre del Creador..." y "En el nombre del padre y de la madre... os bautizamos".