Teatro

Inés de Castro y el sueño de la unidad ibérica

Ignacio García y Pepa Pedroche presentan en el Teatro de la Comedia «Reinar después de morir», «el más portugués de los dramas españoles del Siglo de Oro y la más española de las leyendas históricas portuguesas»

La historia Inés de Castro se desarrolló entre España y de Portugal; imagen de «Reinar después de morir», una pieza teatral sobre dicha figura
La historia Inés de Castro se desarrolló entre España y de Portugal; imagen de «Reinar después de morir», una pieza teatral sobre dicha figuralarazonSergio Parra

Hacía tiempo que la historia de Inés de Castro no se asomaba por los escenarios madrileños, pero, caprichos de la vida, en menos de un mes han sido dos los montajes centrados en la figura de la noble gallega. El primero, «Nise», un texto de Jerónimo Bermúdez rescatado por Ana Zamora con ese inconfundible (e infalible) sello «made in Nao d’Amores»; y el segundo, es el que presenta hoy la Compañía Nacional en su madrileño Teatro de la Comedia, «Reinar después de morir», una pieza diseñada por Ignacio García –aunque dirigida por Pepa Pedroche– que bebe del texto que Luis Vélez de Guevara compuso hacia 1630. Dos formas muy diferentes de abordar un mismo asunto que para García –también director del Festival de Almagro– componen un «planazo»: «Eso demuestra que el Siglo de Oro está de moda y si seguimos peleando y defendiéndolo la gente va a terminar hablando en verso porque no es algo antiguo, sino clásico e infinito», exponía el director, ayer, en el «hall» del coliseo de la calle Príncipe.

Teatro contra la separación

Recordaba García que el origen del proyecto se encuentra dos años atrás, cuando, junto a José Manuel Castanheira y José Gabriel López Antuñano –presentes también en el nuevo montaje–, levantó «Historia del cerco de Lisboa», de Saramago. Entonces comprendió el espíritu de la «unidad ibérica» que predicaba el escritor luso y decidió que «en tiempos de separación y confrontación, como estos, hay que rescatar lo común y resaltar la interculturalidad de nuestro Siglo de Oro», destaca García como «origen filosófico» de la empresa. Así dio con este original de Vélez de Guevara, «el más portugués de los dramas españoles y la más española de las leyendas históricas portuguesas». Una idea que, para el director, debe ser el ejemplo de lo que tiene que hacer la cultura en tiempos de fragmentación: unir. «De hecho –puntualiza–, cuando se estrenó esta pieza, España y Portugal eran el mismo país y, aún hoy, seguimos compartiendo la misma cultura». Presenta así una coproducción entre la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la Companhia de Teatro de Almada que, con diferente elenco, ya ha pasado por Lisboa y Oporto y que ahora desembarca en Madrid con los nombres de David Boceta, Manuela Velasco, Rita Barber, Lara Grube (que sustituye a última hora a Carmen del Valle en el papel protagonista), Chema de Miguel, Julián Ortega... Reparto encargado de dar vida una vez más a la funesta historia de los amoríos entre la desdichada Inés de Castro y el príncipe don Pedro de Portugal, «símbolos de la unión poética, estética y artística de los dos países que el tiempo y la historia no han podido dividir», resume Ignacio García, responsable de un equipo «binacional», dice, que muestra cómo «una colaboración entre ambas naciones supone esa defensa de las raíces comunes de nuestro teatro».

«Reinar después de morir» se basa en uno de los principales mitos portugueses. El de una de las reinas más conocidas pese a no gobernar en vida, Inés de Castro (1325-1355), amante primero del príncipe Pedro –con el que tiene cuatro hijos– y casada secretamente con este después de la muerte de la primera esposa, doña Constanza. Entre tanto, el padre del infante y rey de Portugal, Alfonso IV, le compromete un nuevo matrimonio con Blanca de Navarra para fortalecer los reinos. Lo que para el personaje que interpreta Manuela Velasco es un «viaje casi filosófico», explica la actriz: «Termina por darse cuenta de que hay que ponerse de parte de la vida, de la verdad, del amor... y no de los poderes fácticos y del deber por el deber. Se cansa de ser una moneda de cambio y un instrumento político».

Tragedia cristiana

Para Javier J. González Martínez –profesor titular de la Universidad Internacional de La Rioja y experto en la materia–, la obra se considera una tragedia cristiana que «se distancia de la tragedia de la antigüedad, donde el destino es el que determinaba la acción dramática, en que aquí se establece un claro conflicto entre la libertad personal y la razón de Estado». Con ello, el rey Alfonso, el príncipe Pedro, doña Inés y el consejero Alvar toman sus propias decisiones. «Aunque se aducen razones de Estado, es evidente que las resoluciones son individuales hasta acabar con la vida de una inocente». Un conflicto entre el poder y el amor en el que se introduce el interés general. Argumento tratado en un texto escrito y estrenado en las mismas fechas, «La vida es sueño». Igual que en esta pieza de Calderón, Vélez de Guevara juega con la muerte y el sueño. «Una pesadilla que se torna en una ensoñación, mágica y misteriosa, llena de fantasmas y de maravillas que, a veces, nos impiden discernir lo soñado de la realidad. La obra bucea en ese mundo intermedio y se acaba plasmando en lo que el autor llama “el sueño de la muerte”».

Una cruzada contra la «leyenda negra teatral»

Ignacio García define rápido lo que es la «leyenda negra teatral» del Siglo de Oro español: «Eso es una mierda que nos han cargado durante años diciendo que nuestros textos eran oscuros; además, en esta pieza, liberal, nos encontramos un par de personajazos increíbles. Vemos a dos mujeres que son víctimas de una situación política y que se rebelan ante ella por no aceptarla». Parte el director de un caso concreto para abrir el abanico al teatro en general, donde, en pleno siglo XVI, «reivindicar la voz de la mujer era algo patrimonial, legado de padres a hijos, de Lope a nuestros tiempos. A diferencia de otros países, los escenarios eran lugares donde las mujeres podían decían cosas que no era posible escuchar en la calle. La libertad de los espacios de comedias era uno de los modelos más igualitarios que existían en la sociedad y que se fue imponiendo en todos los ámbitos», recuerda García.
Dónde: Teatro de la Comedia (calle del Príncipe, 14. Madrid).
Cuándo: de hoy al 9 de febrero.
Cuánto: 25 euros.