
Robótica
Así son los tendones artificiales que están cambiando lo que un robot puede hacer
Un equipo del MIT ha desarrollado una nueva generación de tendones artificiales que permiten a los robots moverse con la precisión de un cuerpo humano

En el Laboratorio de Ingeniería Mecánica del MIT,los investigadores han creado un sistema que combina fibras elásticas y músculos biológicos para imitar la forma en que los tendones humanos almacenan y liberan energía. Gracias a este avance,los robots pueden levantar pesos mayores, reaccionar más rápido y realizar movimientos mucho más naturales que los modelos tradicionales.
Los científicos explican que los tendones actúan como un resorte inteligente. Cuando el músculo artificial se contrae, el tendón almacena parte de esa energía y la devuelve en el momento exacto, multiplicando la potencia del movimiento. En sus experimentos, el sistema llegó a aumentar hasta 30 veces la fuerza generada por los músculos sintéticos.
Inspirados en la biología
El proyecto forma parte del creciente campo de la robótica blanda, una disciplina que busca diseñar máquinas más flexibles y adaptables al entorno. En lugar de estructuras metálicas rígidas, los ingenieros emplean tejidos, polímeros y geles similares a los del cuerpo humano.
La idea nació de observar cómo el cuerpo combina potencia y suavidad en cada gesto. “Los tendones nos permiten saltar, correr o atrapar un objeto sin pensar en la mecánica detrás de cada movimiento. Queríamos trasladar esa misma capacidad a la robótica”, explica Ritu Raman, investigadora principal del MIT.
Los primeros prototipos, pequeños brazos y extremidades experimentales, han demostrado una sorprendente capacidad para sostener objetos delicados, absorber impactos y desplazarse por superficies irregulares sin perder estabilidad.
En el futuro, esta tecnología podría aplicarse en prótesis médicas, exoesqueletos y robots de rescate capaces de moverse por terrenos complejos. El resultado es un tipo de movimiento más natural, rápido y eficiente, ideal para entornos donde las máquinas deben adaptarse a imprevistos.
El avance también abre la puerta a una nueva generación de robots biohíbridos, mitad máquina y mitad tejido vivo, capaces de aprender y adaptarse a su entorno. Si los músculos son el motor, los tendones serán su secreto para moverse con la gracia y eficacia de un ser humano.
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