Un padre enfrenta pena de cárcel por quitar Internet a sus hijos y dejar sin conexión a dos municipios

Hijos, Internet y adicción a las redes sociales. Lo que normalmente es un problema familiar adquirió otra dimensión mucho mayor en el caso de un padre de la localidad francesa de Messanges. El progenitor, preocupado por la adicción de sus hijos a las redes sociales, tomó la decisión de cortar su acceso usando un inhibidor de frecuencias. Lo que el padre de familia desconocía es que no solo estaba impidiendo el acceso a Internet a sus hijos, sino también a sus vecinos en un área que llegaba a abarcar dos municipios en la región de Aquitania, según ha informado la Agencia Nacional de Frecuencias (ANFR).

El aviso lo dio un operador de telefonía móvil al detectar que una de sus antenas en Messanges dejaba de funcionar cada día durante tres horas, entre la medianoche y las tres de la madrugada. La compañía reportó el incidente a la Agencia Nacional de Frecuencias (ANFR) que envió un técnico del Servicio Regional de Toulouse con un vehículo laboratorio a descubrir que estaba pasando. Con la ayuda del radiogoniómetro instalado en el techo del vehículo, el técnico pudo identificar la causa y rastrearla con un receptor portátil hasta el domicilio del acusado.

A la mañana siguiente, el padre reconoció al técnico y a la policía que estaba empleando un inhibidor de frecuencias para impedir que sus hijos se conectaran a Internet durante la noche, pero desconocía el efecto que estaba teniendo en toda el área. También explicó que el motivo era la adicción de sus hijos a las redes sociales y otras aplicaciones que se había incrementado durante la pandemia.

El dispositivo utilizado era un bloqueador multibanda comprado en Internet y capaz de neutralizar tanto la telefonía móvil como el Wifi. Según indica la ANFR, “el radio de acción de los bloqueadores suele ser más amplio de lo que uno piensa o de lo que sugiere el vendedor. Por ejemplo, un bloqueador utilizado en un salón de clases para evitar que los estudiantes usen sus portátiles puede interrumpir la telefonía móvil de todo un vecindario. Del mismo modo, un bloqueador GPS utilizado por un empleado que quiere dejar de ser geolocalizado por su empleador puede interrumpir los aviones que vuelan a una altitud de 2.000 m o estacionados a 500 m.”

En Francia, al igual que en España, la compra y uso de un inhibidor de frecuencias es ilegal y la pena en el país vecino puede alcanzar los seis meses de prisión y 30.000 euros de multa. La ANFR informó de la infracción a las autoridades y el Ministerio Fiscal de Dax ya ha citado a declarar como imputado al padre.