Tecnología bélica
¿Es ético usar robots en la guerra?
Riesgos y ventajas de recurrir a androides para que se desempeñen como soldados
La Zona Desmilitarizada de Corea (DMZ por sus siglas en inglés) es la región más irónica del planeta: una frontera de 250 kilómetros de largo constantemente vigilada por algunos de los sistemas bélicos más avanzados. A finales del año pasado en el lado de Corea del Sur se comenzaron a utilizar robots con cámaras, micrófonos, altavoces y sensores que detectan el más mínimo movimiento… y pueden disparar. De hecho, para este robot, si estamos en la DMZ por cualquier motivo, somos el enemigo. Y debemos ser detenido. Este es un ejemplo del uso de robots en situaciones de conflicto pero dado el avance de la tecnología actual (drones, robots, sensores, inteligencia artificial, etc.), no será la excepción. Esto nos lleva a varias preguntas. ¿Será ético? ¿Cómo afectará la forma en que se libran las guerras? ¿Cuáles son los riesgos de usar robots en combate? Como en todo escenario hipotético, hay muchas incógnitas, pero también hay elementos a favor y otros en contra.
A favor de usar robots en este tipo de escenario podemos hablar de que no tienen instinto de autopreservación y pueden sacrificarse si es necesario. No se cansan, pueden completar las tareas de manera más eficiente, precisa y rápida que los soldados humanos. Tampoco se dejan gobernar por las emociones: no hay miedo, ni ira. Ningún sentimiendo puede afectar negativamente su desempeño.
Los robots pueden enviar, recibir, procesar y analizar más información por segundo que los humanos. Al mismo tiempo si robots y humanos comparten trincheras, las infracciones éticas podrían reducirse ya que todo quedaría grabado. Los robot son más económicos de mantener y son inmunes a las armas biológicas y químicas.
Pero no todo es color de rosa. Así como existe una serie de leyes y convenciones que dictaminan las reglas bélicas, no hay ninguna que contemple el uso de robots en combate. ¿A quién se culpa si un robot se “rebela” e incumple la ley? ¿Al ejército del país? ¿Al fabricante? ¿Al programador? El uso exclusivo y masivo de robots podría inclinar la balanza de manera definitiva, favoreciendo invasiones de régimenes no democráticos a naciones más débiles.
Los robots no son capaces de evaluar en un instante si es amigo o enemigo y podrían herir civiles. O ignorar las órdenes para las que fueron programados. Pueden ser hackeados o, peor aún, caer en manos de terroristas.
Sin duda es un debate que aún no hemos tenido, pero sí es uno que estamos demorando demasiado en tener ya que los relatos y las películas de ciencia ficción que hablan de este escenario ya no están muy lejos.
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