Smartphones
El gadget del sábado: Pixel 7 Pro, un móvil para enmarcar. Por cámara y también por límites
Hemos puesto a prueba la fotografía, el software, la batería y las prestaciones principales y este es el resultado
Google lleva tiempo avisando, pisando fuerte en el sector de las cámaras fotográficas. Hablando en megapixeles no todo es “burro grande ande o no ande” y los Pixel lo demuestran. Pero la llegada del nuevo modelo, el Pixel 7 Pro, ha dado un salto por encima de otras marcas (léase Apple) que tenían hasta ahora el monopolio de lo visual.
En cuanto a la parte técnica específica estamos ante un smartphone con una pantalla de 6,7 pulgadas. Pesa unos 210 gramos (la excusa es que es muy heavy lo que trae en su interior). Tasa de refresco de 120 Hz, un procesador propio Google Tensor G2, memoria RAM de 12 GB y hasta 256 GB de almacenamiento. Cámaras principales de 50, 48 y 12 MP y selfie de 10 MP. Batería de 5.000 mAh y una carga rápida de 30 W. Hay reconocimiento facial, lector de huellas bajo la pantalla y tres modelos: blanco, negro y verde (los materiales son muy amigables con las huellas dactilares y la suciedad, eso sí). Por todo esto Google nos pide un emolumento de 900 euros. ¿Vale la pena? Vamos a ello.
En la primera impresión, estamos ante un móvil de la generación pasada en diseño, excepto por la banda de aluminio en la parte trasera, el diseño es el mismo. La misma distribución de los botones (algo incómodo en la elección del desbloqueo arriba de los botones de volumen, una insistencia de Google a contracorriente), una pantalla ligeramente curva y de muy buen comportamiento en lo visual y una cámara selfie que no molesta en absoluto al mirar contenido. Responde rápido en videojuegos y se disfruta mucho.
Su microchip, el Tensor de segunda generación, de factoría propia, no es el mejor del mercado, quizás llegue al podio, seguro a diploma pero no más. Esto no quiere decir que sea malo, pero no alcanza el rendimiento de los Bionic de la manzana ni de los draconianos de Qualcomm. Y esto le hace pagar un peaje muy sensible… a la dermis: se calientan rápido.
En la batería 5.000 ya es lo mínimo que le pedimos a un móvil por este precio, junto a una carga rápida efectiva (30 W es decente apenas) y un cargador… cosa que no trae. Y aquí un apartado importante. Si bien es cierto que hay que cuidar el medio ambente y todos tenemos cargadores en casa, la realidad es que los cargadores trabajan con algoritmos para hacer más efectiva la carga, no solo en velocidad sino también en protección de la batería. Más que obviar el cargador, las empresas deberían facilitar el reciclado de los antiguos para ganar en tiempo, prestaciones y sostenibilidad. No solo Google, todas. Dicho esto, el calor de la batería y un software muy potente (ergo, demandante) hace que terminemos el día muy justos si le damos caña.
Y hablando de caña: eso es lo que es la fotografía en el Pixel 7 Pro. Sí, es cierto que lentes de 50 MP (cuando ya hay de 200 MP) no sorprenden mucho, pero aquí es donde comienza a verse la importancia del software y la IA que emplea Google. Su cámara selfie, por ejemplo, es capaz de grabar en 4K, algo que casi no se ve. El modo nocturno es brillante (en el buen sentido, sin quemar las fotos), cuando se usa el gran angular, el software propio combina las imágenes de la lente principal para que la imagen no aparezca borrosa. Cuenta con dos programas muy destacables: Face Unblur y Magic Eraser. El prmer es un programa para tratar imágenes viejas (que pueden tener un año en verdad) pero con protagonistas borrosos y las remasteriza con mucho éxito. Sin importar qué cámara las tomó. El magic eraser nos permite señalar los objetos o personas que queremos borrar de una foto y con un toco las borra, componiendo un fondo muy bien logrado gracias a la IA.
El zoom, hasta 30 X, da resultados que no son de cámara profesional, pero tampoco son de amateur viendo lo que podemos conseguir, en gran parte gracias a su estabilización de imágenes. En síntesis: una cámara capaz de competir y tutearse con las mejores del mercado. Si Google trabaja junto a Instagram o Tik Tok para facilitar la calidad de subida de fotos y vídeos en las redes, puede reemplazar a Apple, que hasta ahora eran los móviles elegidos por estos detalles.
Dos detalles antes del veredicto: cuenta con un programa para medir el sueño bastante efectivo en lo que a recopilación de datos se refiere. Y el traductor simultáneo, a 50 idiomas, funciona mucho mejor que otras versiones más… Tarzán, por decirlo de algún modo.
Ahora sí: en el lado negativo la batería y su carga no rápida. Su procesador de aprobado pero no sobresaliente, su respuesta térmica ante la exigencia, una capacidad de almacenamiento algo justa (teniendo en cuenta la importancia de la fotografía) y, si nos ponemos en exquisitos, sus materiales “que dejan huella”.
Lo positivo es su aspecto fotográfico, muy positivo. No solo la cámara sino también el software. Mejor o igual que los últimos Apple pero por varios cientos menos (una parte de los cuales irán a batería externa).
La mejor noticia es que Apple por fin se ve desafiada en su propio monopolio en muchos años.
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