Energías renovables
Las baterías que pueden alimentar todo el planeta
Se aprovechan de la gravedad para generar energía y podrían ubicarse en minas abandonadas
Uno de los problemas centrales de las fuentes de energía renovables, como la eólica o la solar, no tiene que ver tanto con la producción como con el almacenamiento. Tanto la solar como la eólica a menudo generan más energía de la que una red puede usar de inmediato lo que obliga a almacenar el excedente, generalmente en baterías. Una de las soluciones más aceptadas para este problema son las baterías de gravedad o gravitatorias, que tienen el potencial de almacenar suficiente energía para todo el planeta.
En un estudio publicado en Multidisciplinary Digital Publishing Institute, un equipo de científicos explica cómo las baterías de gravedad son un candidato excelente para almacenar el exceso de energía renovable. El equipo de Hunt proponen que estas baterías se ubiquen en minas abandonadas en todo el mundo, ya que se trata de baterías de gran tamaño y no muy agradables visualmente en entornos urbanos. A eso habría que sumarle su operatividad.
En términos básicos las baterías de gravedad son similares al frenado regenerativo de algunos vehículos eléctricos. Las baterías se ubican en lo más profundo de una mina y se enlazan con una carga que puede ser arena, agua o cualquier otro material. En las horas de precio más alto, se bajan grandes contenedores de la carga seleccionada y gracias al frenado regenerativo, estas minas transformarían la energía potencial del peso en energía eléctrica. Y, cuando la energía tiene un precio menor, se sube la carga. Cuanto más grande sea la mina, mayor será la batería.
Las ventajas de estas baterías son muchas. El tamaño (y por ende su capacidad de almacenamiento) está limitada solo por dónde la podamos situar. A diferencia de las baterías convencionales, como las de iones de litio, las baterías de gravedad experimentan una autodescarga cero, es decir que casi no pierden energía durante su almacenamiento. Eso significa que pueden estar en espera durante meses e incluso años hasta que sea necesario recurrir a ella.
Al mismo tiempo, el uso de minas abandonadas también brinda muchos beneficios: permite conservar empleos, oculta infraestructura antiestética bajo tierra y aprovecha las conexiones a la red que ya existen. En España hay, de acuerdo con datos oficiales, 244 minas abandonadas en España.
El estudio liderado por Hunt señala que esta conversión de viejas minas podría proporcionar suficiente energía para igualar el consumo de electricidad diario de todo el planeta.
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