Sostenibilidad
“El futuro de la arquitectura es no construir más”
Hablamos con Marcus Farr, arquitecto experto en sostenibilidad y nuevos materiales
Cuando se habla de las nuevas ciudades, como la publictada The Line en Arabia Saudita, constantemente se hace mención a sostenibilidad, uso de nuevos materiales y tecnologías del futuro. Pero no todo está tan claro para algunos. Uno de estos expertos es Marcus Farr, un arquitecto que ganó la prestigiosa bace Fulbright, especializado en el uso de materiales tradicionales y biológicos y cuyo trabajo se ha exhibido en Hungría, Islandia, España, Japón y China. En conversación telefónica, poco antes de que imparta una conferencia en Noor Riyadh, Farr fue muy claro: “El futuro de la arquitectura es no construir más”. La afirmación parece contraintuitiva: ningún arquitecto se inclinaría por señalar que la mejor opción para el futuro de la arquitectura es no construir.
“Dependemos mucho del hormigón – señala Farr –. Y ya no es sostenible. Por un lado es muy robusto y eso lo hace duradero, lo que parece que sea sostenible. Pero la industria del cemento es uno de los grandes contaminadores del planeta. El cemento es responsable de un 8% de la contaminación mundial: si fuera un país será el tercer mayor contaminante del planeta, después de China y Estados Unidos, por ello es recomendable recurrir a materiales locales para la construcción. Hay que darle la bienvenida a nuevos materiales”.
Y eso es precisamente en lo que investiga Farr. Aún así, no se trata de nuevos materiales al azar. Ni convencionales.
“Una de las formas de resolver esto – nos explica Farr – es mirar más localmente a los materiales disponibles. Supongamos que hablamos de arena, es el material más usado en el planeta, después del agua y aire. Y me refiero a arena marina. El problema es que su forma de obtenerla no está regulada. Esto contribuye a la destrucción de ecosistemas locales. Y la arena es esencial para el hormigón, para el asfalto y para tecnologías como microprocesadores y pantallas. Pero solo usamos un 5% de la arena disponible. La arena de las dunas no se utiliza, aunque represente el 95% de la arena disponible, ya que no es el tipo adecuado. Es más pequeña, más densa…no es buena a la hora de usar en el hormigón. La pregunta es cómo podemos innovar con toda la arena que tenemos en el norte de África o en países del golfo Pérsico. Eso es en lo que se centra mi investigación”.
La arquitectura en la zona mencionada por Farr no utiliza arena y se basa en barro, conchas marinas y otros materiales. La arena del desierto no se puede usar adecuadamente ya que no responde del mismo modo que la marina a los aglutinantes convencionales. Las opciones que presenta Farr para poder usar la arena son sostenibles, económicas y versátiles. Aunque inesperadas.
“Uno de los aglutinantes que estamos investigando – continúa Farr – es usar bacterias por ejemplo, o sal. Con ello se consiguen materiales que pueden cambiar de fase, es decir como un líquido, luego sólido y volver a líquidos. La ventaja de usar bacterias es que estas pueden comer plásticos o realizan el proceso de fotosíntesis, así podemos construir ladrillos con arena y bacterias que tengan prestaciones que hasta ahora no hemos visto”.
Uno de los grandes problemas de la arquitectura actual es la superpoblación y las megacuidades. Para arquitectos como Farr la infraestructura de las ciudades debe cambiar y el uso de edificios para otros propósitos también debe cambiar.
“El mejor modo en el que la arquitectura puede cambiar el mundo es no construir nada más y adaptar lo que tenemos – confirma Farr –. Construimos mucho, usamos mucho y debemos empezar a reutilizar. Edificios que sean más eficientes, mejor aislados. Y detener una arquitectura que funciona exportando hormigón y acero a miles de kilómetros, cuando hay materiales disponibles en la zona. La arquitectura ya no trata solo de construir, trata de materiales y personas. Construir un nuevo edificio aunque sea verde no solucionará esto, hay que cambiar esto”.
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