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El gadget del sábado: DJI Mavic 3 Pro, la mar de posibilidades
Vuelo silencioso, buena batería y velocidad y excelentes cámaras. ¿El problema? Las dos Ps: precio y peso.
Hace unas semanas, el fabricante DJI presentó su último dron y el primero de su casa con tres objetivos. Lo ha hecho de la mano del experto en lentes y cámaras Hasselblad y sin duda se trata de uno de los drones más ambiciosos del mercado. Vamos por partes en esto.
Lo primero que lo hace más que interesante es el motivo por el que la mayoría de las personas compran un dron: sus cámaras. La lente principal es una Hasselblad de 24 mm y una resolución de 20 MP. La segunda es una de 70 mm y 48 MP de resolución. Y, finalmente, la tercera es equivalente a 166 mm y 12 MP. Las tres cámaras son una pasada tanto en entornos de naturaleza como en deportes o retratos y en vídeo entregan una calidad de 5K. El problema es que si buscamos alta calidad y editaremos imágenes de las tres lentes, el único formato que comparten es el de Normal 8 bit, con lo cual perdemos las altas capacidades de los dos primeros lentes que entregan una calidad de D-Log M 10 bit, bastante más alta que la de 8 bits y en la edición, el salto se nota si usamos los tres.
Obviamente esta diferencia no es tan perceptible para la mayoría de los usuarios pero si buscamos un resultados profesional, es una pena perderse esta opción. El dron es ligero, fácil de llevar, el mando (imprescindible para su control) es muy cómo y bastan dos o tres sesiones intensas para hacerse con él. Ayuda mucho la resolución de la pantalla en condiciones de luz extrema lo que teniendo en cuenta que controlaremos un dron, es otro imprescindible.
Sin interferencias podemos llegar a una distancia de 15 km (aunque lo habitual dependiendo de la batería y las condiciones externas es de 8 km). Ambas distancias son suficientes de todos modos para un robot de menos de un kilo. Y, aprovechando la coyuntura del peso: alcanza los 958 gramos. Y esos 58 gramos por encima de los 900 hace que entre en una categoría completamente diferente de vuelo, con más requisitos para su operación. Hubiera sido interesante que contara con la posibilidad de dotarlo con una batería alternativa y más ligera, aunque tengamos que reducir el tiempo de vuelo. Creo que mucha gente estaría dispuesta a prescindir de 15 minutos de vuelo (con la batería de 5.000 mAh llega a los 43 minutos) con tal de no precisar permisos de clase C1 para su vuelo. Solo la batería incluida pesa 335 gramos. Con esto ganaríamos mucho.
En lo que al control y la operabilidad se refiere, es una maravilla, como estar en un videojuego o en una película. Incluye detección de obstáculos omnidireccional, un total de ocho sensores que permiten planificar rutas, se puede descargar imágenes de forma simultánea y su tiempo de reacción y de transmisión no varía (casi nada) en la distancia.
DJI se ha esforzado no solo en tener muy buenas cámaras, también en su vuelo. Resiste vientos por encima de los 40 km/h y alcanza velocidades de 75 km/h. Cuenta con un sistema de navegación de tres satélites: GPS + Galileo + BeiDou, lo que hace que su vuelo no solo sea rápido y fácil de controlar, también muy preciso. Y si a eso le sumamos la memoria interna de 8 GB (suficiente para 40 minutos de vídeo, lo mismo que la batería casi), se trata de un dron muy interesante en su versión Pro. Hay una Pro Cinema que tiene una memoria de hasta 1 TB (más por un tema de calidad de imagen que por cantidad). Claro que esta versión más que duplica el precio y alcanza los 4.500 euros, mientras que el Mavic 3 Pro sale a la venta por €2099. Y no, aunque contemos con el mando a distancia de alguna versión anterior, compatible con el Mavic 3 Pro, no podemos prescindir de él. Una pena porque eso reduciría mucho el precio para clientes fieles a DJI.
Veredicto:
Dejando de lado la operabilidad vinculada al peso, la compatibilidad de sus modos de grabación y su precio, es probablemente el mejor dron del mercado en cuanto a vuelo y calidad de imágenes.
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