Cartografía
Mapas para la salud mental: “Usas una parte del cerebro diferente a la habitual”
Es la afirmación de Michael Horvarth, CEO de Strava, una aplicación con más de 100 millones de usuarios que registra el ejercicio físico.
El uso de Google Maps ha propiciado el resurgimiento de la cartografía, más allá de simplemente una herramienta para llegar desde A hasta B. La combinación de Big Data ha sido fundamental en este aspecto, por ejemplo en planificación urbana. Y ahora podría serlo más gracias a su impacto en la salud mental.
Empecemos por el principio. El deporte de orientación, una combinación de atletismo, habilidades de navegación y memoria, podría ser útil como medida preventiva para combatir el deterioro cognitivo relacionado con la demencia, según un estudio de la Universidad McMaster. De acuerdo con los autores las demandas físicas y cognitivas de la orientación pueden estimular partes del cerebro que nuestros antiguos ancestros usaban para cazar y recolectar. Esta habilidad propició la creación de nuevas vías neuronales pero hoy no son tan necesarias y “corremos el riesgo de perder esa arquitectura neuronal”, según los autores. En la enfermedad de Alzheimer uno de los primeros síntomas es la pérdida de la capacidad de orientación. Potenciar esto es una medida preventiva para nuestra salud mental.
Michael Hovarth, CEO de Strava, nos explica en conversación telefónica que la orientación como deporte “nos hace usar una parte diferente del cerebro, una habilidad diferente a la que usamos cuando estamos frente a una pantalla. Junto a los 50 tipos distintos de deporte que tiene Strava, ahora podremos añadir orientación con la aplicación FatMap”.
Al contar con más de 100 millones de usuarios que realizan más de 5 mil millones de actividades cada año, la cantidad de datos de Strava ha servido para crear mejores rutas urbanas para ir, por ejemplo, en bicicleta al trabajo, evitar los atascos y reducir la contaminación. Este es un ejemplo del uso de una tecnología de mapas aplicada a mejorar la calidad de vida. El otro tiene que ver con FatMap, recientemente adquirida por Strava. “Cuando miras un mapa estático – explica Hovarth –, no te da toda la información. FatMap combinó esta información con un motor de videojuegos para crear la experiencia 3D de lo que vamos a ver. Gracias a ello es posible ver qué partes de la ruta tendrán subidas, descensos, los puntos de descanso, las zonas de recreo, etc.”.
La diferencia entre este tipo de mapas y Google es precisamente el uso del motor de videojuegos, lo que le da una característica inmersiva pero fuera de las carreteras, que es donde brilla Google Maps.
“La combinación de Strava y FatMap – concluye Hovarth – aprovecha su perfil colaborativo: son los usuarios los que suman información al mapa y permite controlar mucho más las configuraciones que otros mapas a los que hay que pedir licencias. A esto hay que sumarle que ya usamos otras apps, como Swift, para crear mundos virtuales en lo que se pueda correr o hacer actividades en casa, mientras visitamos lugares creados digitalmente. Toda la información que se genera nos permite crear el potencial para hacer inversiones más inteligentes en infraestructuras, como estaciones de esquí, por ejemplo, ya que sabemos dónde ubicarlas, cuánta gente las visitaría y si es una demanda en la zona”.
El uso de este tipo de mapas tiene un potencial enorme ya que no solo sirven para practicar deporte, también para realizar una mejor planificación urbana, invertir de forma inteligente en infraestructuras y mejorar nuestra salud mental.
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