Pablo Ibar
Pablo Ibar, el juicio nunca antes visto
La docuserie de HBO ofrece seis años de trabajo con imágenes inéditas sobre el español que estuvo en el corredor de la muerte
El primer español en el corredor de la muerte. La primera vez que siete cámaras entran en un juicio y podemos ser testigo de cada suspiro, mirada, tensiones..., la dimensión real de todo un show al más puro estilo norteamericano en el que está en juego la condena a muerte de Pablo Ibar. Así es «El estado contra Pablo Ibar» la mini serie de HBO, dirigida por Olmo Figueredo que ya está disponible en la plataforma y que convertirá a los espectadores en parte del jurado. Lo nunca antes visto. Seis capítulos de 55 minutos que situarán a ambos lados del juicio. ¿Qué ocurrió de verdad? ¿Se ha hecho justicia con Pablo Ibar? ¿Cuánto de espectáculo hay en los juicios americanos?
«Es una serie a la que hemos dedicado seis años para resumir una historia de 25. Es toda una odisea judicial. Se van a encontrar un juicio en su propia casa. Una representación audiovisual de él, porque convertimos al espectador en un miembro más del jurado, uno más de esos 12 hombres que han estado ahí para que después de seis horas tengan toda la información para dictar sentencia», relata el director Olmo Figueredo.
Cuando comenzó el proyecto Pablo Ibar estaba en el corredor, condenado a muerte. «Tengo guardada la carta manuscrita de Pablo de 2013, escrita a lápiz y vigilado por un policía en la que nos permitía que contáramos su historia. Estaba en el corredor de la muerte. Cuando empezamos a rodar ocurrió el milagro del Tribunal Supremo, que dice que el juicio debía repetirse y lo que iba a ser un documental sencillo se convierte en seis horas con el seguimiento de toda la defensa. El documental está trabajado como ficción, porque es surrealista, es complicado que se pueda enseñar todo, pero aquí se puede hacer con toda su crudeza. De hecho, comienza cuando la policía encuentra los tres cuerpos sin vida. Si esto lo viéramos en una ficción diríamos que los guionistas son unos exagerados, que es imposibles tanto giro», admite el director.
Los asesinatos fueron los primeros en la historia de Estados Unidos que se grabaron completamente en una cámara de seguridad doméstica, lo que convierte al caso en uno de los más comentados en la historia de Florida. El caso de Pablo Ibar fue reabierto en 2016, después de que la Corte Suprema de Florida dictaminase que había falta de evidencias en su contra. Desde que Figueredo comenzó a trabajar en el documental generaron más de 2.000 horas de rodaje, cientos de archivos de vídeo, audio y fotografías y miles de páginas de sumario judicial, que hacen de esta serie documental una obra única.
«Los abogados nos permitieron estar en todas las reuniones, por supuesto con contratos que aseguraban que nunca saldrían esas imágenes hasta que el juicio estuviera cerrado. El que vea la serie y tenga el más mínimo gusto por los temas legales, le llamará la atención las estrategias, las peleas entre los abogados, se ve todo, porque han sido muy generosos, empezando por el juez, porque en Estados Unidos, les permite que el juicio tenga garantías», recuerda el director.
Un retrato de la justicia americana
Una puesta en escena que dista mucho de cualquier juicio español, como nos cuenta Figueredo. «El sistema judicial norteamericano no es tan diferente del concepto que tenemos de las películas. En España no hay esa interacción, ese juego de ajedrez en el que el juez pasa a ser el árbitro y juegan un papel fundamental las emociones que se generen. En la serie se ve muy bien cómo una prueba puede ser una carta de amor, por ejemplo, la que lee Tania, la mujer de Pablo, con la intención de emocionar y abrir un hueco a las emociones y hacer una petición que es clemencia. Una palabra que está desterrada de nuestro vocabulario. Pablo estaba en el corredor de la muerte. Ahora tiene tres cadenas perpetuas y morirá en la cárcel».
Pero, ¿está claro el veredicto? Es más, es Pablo ¿inocente o culpable? Esa es la gran pregunta, la gran trama. El enorme desvelo. «Pocos trabajos hay más difíciles que el de un juez. Y más cuando es una decisión tan difícil como privar de la vida o la libertad a alguien. En la serie he intentado crear dudas, dudas y dudas. Los capítulos funcionan como un péndulo. En el primero Pablo es culpable y en el segundo es inocente. La intención es generar el mismo debate que se creó en el juicio, pero en casa», recalca el director.
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