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Estreno

"The Chosen" hace de la fe una cuestión de carne

La quinta entrega arranca en pantalla grande: doble episodio en salas a partir del miércoles 10 de abril

"The Chosen" hace de la fe una cuestión de carne The Chosen

Cuando una serie basada en los Evangelios decide llamarse “The Chosen” y no “The Savior”, ya está diciendo algo sobre sus intenciones. No quiere al Mesías de los vitrales, quiere al hombre entre la gente. La quinta temporada, subtitulada “La Última Cena”, no solo sigue esa línea: la lleva a su punto más alto. En España ha llegado con un estreno por capítulos en cines —algo insólito para una ficción televisiva— y eso es también una declaración de intenciones. Esta vez no se trata de contar lo de siempre con otra túnica, sino de devolverle el aliento a una historia contada hasta la extenuación.

La apuesta de Dallas Jenkins y su equipo no es ni grandilocuente ni minimalista. Es exacta. Sabe cuándo acercarse tanto que se oyen los suspiros y cuándo alejarse para que se entienda el paisaje. Cada escena parece escrita con la seguridad de quien conoce el desenlace, pero aún así quiere detenerse en los pliegues. Porque aquí, cada pliegue importa: la duda, el desconcierto, la incomodidad, el gesto retenido.

Jesús —otra vez Jonathan Roumie, cada vez menos actor y más encarnación, sin aspavientos— entra en Jerusalén entre vítores que no celebran al que llega, sino al que esperan. Y ese matiz basta para sostener una tensión que no afloja. La serie se toma en serio su narrativa, pero no la solemniza. En vez de repartir milagros como fuegos artificiales, ofrece miradas, silencios, frases a medio decir. Eso, en una pantalla grande, tiene un peso específico distinto.

Los discípulos se parecen cada vez más a nosotros: inseguros, torpes, empeñados en entender desde la lógica lo que solo se explica desde el corazón. Judas, por ejemplo, se construye sin caricatura. Es seductor, es inteligente, es útil. Y por eso mismo, su desvío duele. Juan aparece con una devoción que no empalaga. Pedro, lleno de contradicciones, empieza a aceptar que su liderazgo nace más de la herida que del mérito.

Entre las muchas escenas que merecen pausa está la de Jesús reprendiendo a los fariseos. No hay exageración ni catarsis. Hay lágrimas, sí, pero también rabia contenida. En su voz resuena la decepción del que ve que ni siquiera los más instruidos han entendido el mensaje. Es en esas grietas donde “The Chosen” encuentra su verdad.

Pero si hay un arco que destaca es el de las mujeres. María, interpretada por Vanessa Benavente, sostiene un equilibrio entre el dolor y la fe que rara vez se ve en pantalla. En declaraciones a LA RAZÓN, Benavente explicó: “La gente suele olvidar que conoce a los personajes por cómo terminaron, no por cómo empezaron. En la serie vemos a una María con dudas, heridas, dolor. Eso es mucho más inspirador que mostrar figuras perfectas”.

La temporada no necesita subrayados para recordarnos que se acerca el final. La música, el montaje, incluso la forma en que los personajes se miran, llevan implícita la cuenta atrás. Pero el guion no se precipita. Al contrario, se detiene. Y en esa pausa encuentra sus mejores momentos.

Shahar Isaac, que interpreta a Pedro, también habló con LA RAZÓN sobre el enfoque de su trabajo: “No se puede actuar desde una idea abstracta o una figura idealizada. Para interpretar a Jesús, tuve que dejar atrás todas las nociones preconcebidas, olvidar los dogmas y enfocarme en la humanidad que propone el guion. No podemos actuar conceptos de hace 2.000 años”. Su mirada no busca construir un ídolo, sino comprender a un hombre atravesado por lo sagrado.

Lo más difícil de adaptar una historia conocida es evitar el tedio. Aquí no hay sorpresas porque no las necesita. Lo que hay es otra cosa: precisión, cariño por los personajes, respeto por el espectador. El texto bíblico está ahí, pero no es una camisa de fuerza. Es una brújula que permite desvíos sin perder el rumbo.

“The Chosen” no se presenta como catequesis, aunque sus efectos lo parezcan. Tampoco como “serie de fe”, aunque la despierte. Lo que consigue esta temporada es algo más raro: contar lo que ya sabíamos como si nos lo dijeran por primera vez.