Estreno

Todos fuimos amantes de Brigitte Bardot

SundanceTV estrena la miniserie «Bardot» protagonizada por Julia de Núñez, sobre la actriz francesa

La serie recrea a modo de recordatorio escenas míticas de la obra fílmica de la actriz
La serie recrea a modo de recordatorio escenas míticas de la obra fílmica de la actrizSundanceTV

«No entiendo por qué todo el mundo sigue hablando de mí», es quizá la frase que mejor define quién es Brigitte Anne-Marie Bardot, que a sus 89 años sigue representando aquella rebeldía que entre tirabuzones rubios revolucionó el cine en los años 50. Pero olvídense, porque «Bardot», la miniserie francesa de seis episodios creada por Daniéle Thompson y Christopher Thompson y protagonizada por la joven Julia de Núñez, que estrena hoy SundanceTV, producido por AMC Networks International, no es un biopic. La atmósfera creada alrededor de esta producción tiene todos los elementos de la delicadeza de la filmación francesa, la inocencia de una joven actriz que comparte rasgos con Bardot, y un despliegue visual que les parecerá que están viendo algo inédito.

Gafas de sol en Saint-Tropez

Es cierto que la serie, que abarca sus inicios en el celuloide y llega hasta poco después de tener a su hijo, es muy fiel a la imagen que puede tener cualquier cinéfilo aficionado. A sus ojos acudirá Brigitte con un jersey de rayas blancas y rojas, o el pie en la cara de un hombre en la orilla, o un flequillo con sus correspondientes gafas de sol. Pero las referencias a la vida de Bardot son constantes en la producción, al tiempo que ayudan a retratar la época en la que le tocó vivir a la actriz, marcada además por su familia. La serie repasa su vida junto a sus padres, Toty y Pilou, interpretados con dureza y maestría por Géraldine Pailhas y Hippolyte Girardot, respectivamente. Su relación con su hermana a lo largo de los años y cómo descubrió muy joven su pasión por los hombres, serán varios de los motores principales de esta ficción que destaca por su cuidada producción llena de detalles en un Saint-Tropez todavía virgen, coches de época, y esos rodajes que destilaban todavía esas historias románticas de mujer objeto. Pero si algo nos enseña «Bardot» es que la actriz francesa nunca se doblegó desde aquel jarrón roto en casa de sus padres o su crisis de belleza, feminidad y personalidad. Retrata con crudeza como su situación familiar la llevó por el camino de la rebeldía y a convertirse en pionera en muchas cosas. Bardot fue la primera en muchos aspectos y en la serie se codeará con muchas otras primeras mujeres, mientras intenta encontrar su verdadera vocación que estaba muy cerquita de su adorado ballet.

El trabajo de la joven actriz franco-argentina Julia de Núñez es impecable hasta lo indecente, porque sabedora de que no hay otra Bardot más que la que no quiso saber nada de la serie, dejó sus profundos ojos azules en pantalla para sustituir los marrones de Brigitte. De repente la serie se convierte en un festival de libertad. De Núñez se quiso soltar y eso resulta en una pieza mucho más llevadera que demuestra la verdadera fortaleza de ambas actrices y que también fue una maldición para la francesa. La serie entra peligrosamente en la repetición al hacer quizá demasiado hincapié en las múltiples aventuras amorosas que tuvo B. B. a lo largo de su vida, y que siempre acabaron con ella sola y en busca de más amor y nuevos proyectos profesionales que la acercaban al estrellato pero la alejaban de su propia humanidad. Incluso se merecía tan solo los seis episodios su relación con el cineasta Roger Vadim, que interpreta con soltura y profesionalidad Victor Belmondo, nieto de Jean-Paul Belmondo, y durante la que descubriremos la fragilidad de Brigitte, el carácter de Bardot, pero solo veremos a Julia. También destacar los papeles secundarios de dos monstruos del cine de la época. Yvan Attal y Anne Le Ny, se ponen en la piel, respectivamente, del productor Raoul Lévy y la representante Olga Horstig, ambos representación palpable de otro posible tema a desarrollar, y es el oportunismo de la industria, que veía en la incesante persecución de la actriz con decenas de cámaras y paparazzi como una manera de revalorizar su inversión con la joven.

La serie se vuelve triste al ver el estado en el que la fama y los amoríos dejan el corazón y la cabeza de Bardot, que sigue persiguiendo su verdadero yo mientras huye por las calles y las cínicas de aborto al grito de fulana y puta, y sus padres pueden escuchar en los cines que su hija es una golfa, y no una pionera en un mundo, además el francés, con un heteropatriarcado muy fuerte y que Bardot tendrá que desmoronar una y otra vez desmontando cada uno de los roles adscrito por defecto a las mujeres. Una serie para todos aquellos que amamos a Bardot en la pantalla, disfrutar y trasladarnos al cine de los años 50 y 60, aunque echaremos de menos más apuestas por temas que la serie no toca siendo menos triviales que los amoríos de la actriz.

Una interpretación que bien vale un premio

►La joven actriz Julia de Núñez fue galardonada en el Festival de Televisión de Montecarlo con la Ninfa de Oro Internacional al talento más prometedor por este papel. «Este es un importante galardón que se concede a un talento al principio de su carrera. Estamos seguros de que seguirá emocionando e intrigando al público durante muchos años», dijo de ella Laurent Pons, director del festival. Julia por su parte se lo dedicó al equipo «por la oportunidad de desempeñar un papel tan importante y por confiar en mí».