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El trauma que redefine al genio del 'Profesor T'

Cosmo acaba de estrenar la cuarta temporada de la ficción británica basada en la serie belga homónima, con Ben Miller

Ben Miller vuelve a ponerse los inseparables guantes blancos del profesor Tempest
Ben Miller vuelve a ponerse los inseparables guantes blancos del profesor TempestCosmo

Entre las duras pruebas que hay que sortear en la vida, la superación de la muerte trágica de un ser querido es una de ellas y, si este proceso pone en dificultad a cualquiera, un perfil con las características del profesor Jasper Tempest, con autismo y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la tarea se vuelve más complicada. La incógnita sobre cómo reaccionarán psicológicamente los personajes al terrible desenlace del último episodio es la premisa que abre la cuarta temporada, un viaje introspectivo hacia los recuerdos reprimidos de este particular genio criminólogo, que regresó el 20 de octubre a Cosmo en los nuevos capítulos del 'Profesor T'.

Seis meses después del atropello mortal a la inspectora Lisa Donckers, las puertas de la Universidad de Cambridge vuelven a abrirse. Lo hacen acompañadas de una alegre música que pretende moldear la realidad transmitiendo un halo de normalidad, aunque rápidamente se desmorona en la figura de Tempest. Así como "la causa principal de los errores judiciales es un fallo en el recuerdo. Los testigos no consiguen recordar lo que han visto. Ven solo lo que esperan ver. Oyen lo que esperan oír", el protagonista, testigo telemático aquel día, ha intentado evitar todo pensamiento huyendo de la policía, pero en mitad de su discurso, la memoria le bombardea con las imágenes de su exalumna tendida en el suelo sin vida. Sus manos cubiertas de nuevo por guantes de látex blancos indican que el tiempo no ha curado sus heridas y la solución, aunque se niegue a ello ante su terapeuta, es más que elemental: nada cómo volver a tener la mente ocupada en resolver casos policiales.

Como no podía ser de otra forma, el suceso a resolver está ligado a la lección del profesor sobre los recuerdos y la capacidad de la mente para hacer creer lo que no se ha visto. Una trama que resulta sencilla y bien hilada para volver a entrelazar las historias de los distintos protagonistas.

La otra cara de la moneda la protagoniza Dan Winters (Barney White). Si a alguien le ha afectado la pérdida de Donckers es a su compañero, que finalmente se había decidido a pedirle matrimonio. A diferencia del profesor, no encuentra un refugio en su trabajo, sino su infierno en la tierra: encerrado en el que fuera el despacho de la inspectora, ahora el suyo, no puede evitar oler fuertemente la gabardina olvidada de Lisa, una escena que rompe el corazón a más de uno.

En mitad de este ambiente melancólico florece la recién ascendida inspectora Chloe Highsmith (Rhian Blundell). Una nueva figura, alocada e inexperta, en perfecta contraposición al resto de personajes, que colorea una ensombrecida comisaría que más que nunca necesita ese toque juvenil y disparatado. Una bajada de tensión en momentos puntuales que agradecerán los espectadores, al igual que la utilización constante de la música como acompañamiento narrativo que se adhiere a cada escena, intensificando el sentir de los personajes, desde el dolor mudo de Winters hasta la falsa normalidad impuesta por el profesor.

No está de más destacar la brillante interpretación de Ben Miller, mayormente conocido por dar vida al primer inspector de 'Crimen en el paraíso'. Al igual que en la serie policíaca, el actor británico recita un papel excelso impregnando a su personaje de esa actitud casi maniacal por su aversión a los gérmenes y la torpeza para entablar relaciones con las personas que se mueven a su alrededor. Lo confirma de nuevo con su impasible seriedad para hacer un chiste delante de la bibliotecaria y, seguidamente, explicar orgulloso que siempre ha tenido un gran sentido del humor. Una escena embarazosa para el publico de casa, pero que transmite lo que significa ser Jasper Tempest.

Podría parecer que después de estos dos trabajos se haya quedado encasillado en dicho rol, pero los directores tienen a su particular gallina de los huevos de oro con Miller para los dramas policiales.

'Profesor T' regresa con una clase magistral en la gestión de sus elementos esenciales y con una duración justa y necesaria para cada trama. El primer episodio consigue explorar la profundidad del trauma, introducir un caso y establecer a la nueva inspectora sin que ninguna línea narrativa se quede corta ni se alargue en demasía, demostrando una fórmula dramática tan meticulosa como el propio protagonista.