Estreno

Y vivieron felices, pero sin perdices

Prime Video estrena hoy la tercera temporada de «Citas Barcelona», serie dirigida por Pau Freixas y que cuenta con un despliegue de actores de éxito en sus seis capítulos

David Verdaguer y Berta Castañé tienen una de las citas más extrañas, pero no nos es ajena
David Verdaguer y Berta Castañé tienen una de las citas más extrañas, pero no nos es ajenaAmazon Prime Video

Pau Freixas lleva organizándonos citas desde 2015. Unas con más éxito que otras, pero de las que siempre se aprende algo. El director acaba de estrenar «Citas Barcelona», la última entrega, en Amazon Prime Video, donde 22 personas se encontrarán en diferentes sitios de la Ciudad Condal para vivir experiencias derivadas de conocerse por internet: lo que sucede «cuando la tecnología desaparece y lo único que queda son dos personas con sus propias necesidades y contradicciones».

«Cuando empezamos a hacer esta serie, hace ocho años, y ahora, cada vez que la empezamos, hay una cosa muy particular, que no tienes un solo relato, sino que en el fondo tienes 12», explica Freixas a LA RAZÓN, al tiempo que destaca la raíz de las ideas: «En este caso, Eric Navarro ha sido la punta de lanza, pero también ha estado un capítulo de Iván Mercadé y hay un par de episodios de Clara Esparrach». Su manera de concebir las historias no ha cambiado y comienzan «lanzando ideas, conceptos de cosas que nos parecen interesantes. Y se admite todo, en el sentido de que no hay una limitación temática». Así veremos todo tipo de citas con todo tipo de principios, escenarios y finales, pero con una evolución desde la primera temporada: «Conscientemente, hemos dejado de tratar las citas por aplicaciones como una novedad, una cosa misteriosa, y convertirlo en una cosa agria, que es la frialdad». Freixas habla de la desaparición de ese misterio y donde los personajes de esta temporada, «van a saco. Se convierte en algo mucho más aséptico». Delante y detrás de las cámaras podremos ver, en general, un producto «Más maduro con el mismo nivel de frivolidad y de voluntad de ‘‘feel good’’, pero hay una idea más madura sobre lo que estamos contando, el cómo lo estamos contando». Por eso veremos a personajes más enteros a los que se les ha dejado su propia «mochila emocional». La serie es un gran puzzle en la que caben las relaciones románticas, pero también aquellas con contenido social, y la relación entre dos adultos para ver «cómo se han modernizado esa gente dentro de cómo ha cambiado el mundo».

Los espectadores podrán disfrutar de las citas entre Clara Lago y Carlos Cuevas; Pablo Rivero y Manuela Vellés; Carmen Machi y Gonzalo de Castro; David Verdaguer y Berta Castañé; Belén Cuesta e Iván Massagué; Joana Vilapuig y Pol Monen; y Laia Costa y Nausicaa Bonnín; Carolina Yuste y Miguel Ángel Muñoz; Pep Ambrós y Alejo Sauras; Pol López y Pep Ambrós, y Eva Santolaria y Antonio Hortelano, divididas en seis capítulos. «Es una cosa espectacular: de repente dirijo, por ejemplo, cuatro citas, y busco tres directores para las otras. Y no solo es eso, sino que de repente puedo llamar a Machi, que tiene una agenda bestial porque es muy buena, y puedo decirle ‘‘Carmen, hace mucho que queremos trabajar juntos, tengo una oportunidad: te robaré tres días de ensayos y tres de rodaje, y en medio de tu mundo puedes rascar esto’’». Consigue así esas cabezas de cartel, aparte de que «en el mismo proyecto puedo hacer eso con mogollón de actores distintos con los que me gusta trabajar». La serie interesa por el conflicto que surge cuando las emociones no funcionan en dos direcciones. «Creo que lo que me sale hacer a nivel de autor, tiene una pátina muy comercial, muy blanca, muy poco de hacer daño», matiza Freixas, que juega con la ventaja de que «al saber que no voy a hacer algo que haga daño, me permito todo, porque al final no voy a convertirlo en algo truculento o algo muy desagradable para el espectador». Así juega con darle «dimensión a los personajes», la famosa «mochila emocional», por lo que no se plantan como nuevos en esto de las citas: «Tendrán mucho peso las cosas malas que te han pasado y seguramente si las has superado te han hecho más fuerte. Y si te encuentras otra vez con ese dilema o cosas que todavía no has superado, ahí es donde saldrá lo mejor y lo peor de ti. Es difícil en la ficción, cuando creas conflictos no pasar por esos sitios más duros». Pero Freixas transforma esos momentos, que tiene que haberlos, en «una especie de esperanza de vivir, una sensación de que todo va a ir bien». Además el espectador podrá extraer sus propias moralejas, ya que el director no intenta colocarnos finales felices: «Eso lo tengo claro; una cosa es la vivencia y otra es el discurso. Cuando cierras una historia, creo que es importante que el cierre esté más vinculado a la tesis que a la trama. En ‘‘Citas’’ los finales son más abiertos porque rara vez tú en una primera cita te acabas casando y teniendo hijos y viviendo feliz para siempre. Es más importante cómo vives aquel proceso que el hecho de que eso sea para siempre».