Serie documental
Vuelo JK5022, pasan los años y siguen las preguntas
Coincidiendo con los 15 años del accidente del avión de Spanair, Movistar Plus+ estrenó una docuserie que diseca el caso
El domingo 20 de agosto de 2008 sucedió uno de los accidentes aéreos más graves de la historia de España, el del vuelo JK5022 de Spanair, que volaba de Madrid a Gran Canaria, pero que se estrelló cuando apenas intentaba abandonar las pistas del aeropuerto de Barajas causando la muerte de 154 de sus ocupantes. Tan sólo 18 lograron sobrevivir.
Han pasado exactamente 15 años y todavía son muchas los interrogantes que rodean el caso. Por esta razón, con la producción de Secuoya, Movistar Plus+ ha estrenado una serie documental de tres capítulos que de una forma seria, aséptica, imparcial y, sobre todo, muy meticulosa repasa todo lo sucedido antes, durante y después del accidente pues, aunque hayan pasado los años todavía hay sombras sobre este accidente.
Aunque la herida sigue abierta no sólo para los familiares de los fallecidos, “Vuelo JK5022. La tragedia de Spanair” trata el tema con absoluto respeto por las víctimas y su producción es impecable. Es verdad que se hace imposible evitar el manto de tragedia que envuelve cada uno de los tres capítulos, pero, al tratarse de un documento audiovisual, el tratamiento de las imágenes resulta acertadamente muy delicado, desde las dolorosísimas e impactantes tomas originales de archivo, como las animaciones que nos ayudan a visualizar cada una de las hipótesis que plantea la investigación de lo sucedido, así como las sutiles y bellísimas tomas áreas de Madrid, que nos recuerdan que ahí arriba somos absolutamente vulnerables.
Pero, sin duda, el peso específico de este trabajo radica en la escrupulosa y valiente investigación realizada, que contó con la ayuda y testimonios de las víctimas que sobrevivieron, los familiares de los fallecidos, así como de técnicos y especialistas que analizan en detalle todo lo ocurrido, con una especial atención en el material de sumario e informes de la comisión de investigación, así como el uso de nuevas tecnologías para simular y recrear el accidente. En este sentido, las conclusiones aparecen contundentes ante los ojos de los espectadores.
Por otra parte, el espectador asiste, a través de cada uno de los episodios de la docuserie, a la profundidad del caso con total orden, pues en el primer capítulo, “El Destino”, se reconstruye paso a paso todo lo que pasó ese fatídico 20 de agosto, cómo se vivió desde adentro, cómo lo transmitieron los medios, cómo actuaron las autoridades y grupos de rescate y emergencias. En la segunda entrega, “¿Nadie va a pagar por los míos?”, ya se adentra en las causas del desastre, el trabajo de los técnicos de mantenimiento, la situación económica de la aerolínea, las presiones para cumplir con la puntualidad y por qué falló el TOWS, la alarma que hubiera evitado el accidente. Para desembocar, inevitablemente, en “Poderoso caballero”, capítulo en el que, después de declarar el fallo humano y enterrar la causa, al estar muertos los pilotos a quienes se les atribuyó la culpa, y gracias al esfuerzo de los familiares de las víctimas para encontrar los verdaderos responsables del desastre, llega la esperanza de la Comisión Parlamentaria de investigación, en la que los parlamentarios llaman a declarar a los responsables políticos, a los directivos del aeropuerto y Boeing. Es justo ahí donde todo se oscurece, pues resulta evidente que tendría que haber consecuencias. Lamentablemente, y como suele pasar en estos casos, son las voces de esos protagonistas las que se echan de menos en un trabajo tan bien hecho, pues son las que deben respuesta a las preguntas más importantes, las que podrían dar paz a las familias de las víctimas y las que evitarían que se repitan accidentes de esta magnitud.
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