El chequeo de la cosa
Barra libre
Después de cuatro años de libertad en el gasto, regresan las reglas fiscales
Se acaba la barra libre, hay que recoger la casa. Regresan las reglas fiscales. Los países más endeudados necesitarán una cámara hiperbárica para adaptarse al cambio de presión. Después de cuatro años de libertad en el gasto, Bruselas reclama planes de ajuste para ordenar las cuentas. Solicita programas que reduzcan la inmensa deuda pública y cuadren los presupuestos de aquí al 2026. Déficits y deudas que se multiplicaron con la COVID, la invasión de Ucrania, la crisis energética, las ayudas para aliviar sus efectos y la sediciosa inflación.
Antes de mayo todos los gobiernos deberán enviar a la Comisión Europea sus planes contables. Los objetivos son los de siempre, un techo de deuda pública del 60% y un déficit no superior al 3%, aunque cada uno elegirá su senda. Los más afectados son los que acumulan una deuda más voluminosa, como España, que arrastra un sobrepeso del 116% del PIB. Nunca en la historia se había debido tanto dinero, 1,5 billones de euros, 32.000 euros por habitante. En cuanto al déficit público, se estima que el año pasado se cerró con un desajuste presupuestario de casi el 5%. La propia AIREF ha criticado la pasividad del Gobierno. Su presidenta apunta que «llevamos tiempo diciendo que nos iba a pillar el toro».
Además, el Banco Central Europeo, poco a poco, ha empezado a reducir sus compras de bonos, incluidos los españoles y, para colmo, las elecciones siempre disparan el gasto público. Las tijeras se guardan bajo siete llaves. Con tan elevado descuadre en el arqueo y con las urnas cerca algún político podría pensar como Ronald Reagan cuando dijo no estar preocupado por el déficit de su país porque «es lo suficientemente grande como para cuidarse solo».
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