El chequeo de la cosa
El laberinto de la inflación
Los pasillos y estanterías de los «híper» son una maraña de confusión entre Podemos y PSOE
Los supermercados se han transformado en el laberinto del Minotauro para el Gobierno. Los pasillos y estanterías de los «híper» son una maraña de confusión entre Podemos y PSOE. La inflación suena como el bramido del monstruo teriomorfo que a todos cornea, en especial a los más humildes.
La parte morada del Ejecutivo intenta aprovechar al astado para ligar alguna faena que ofrezca beneficio electoral y deje en evidencia a sus socios socialistas por el escaso rédito en la bajada del IVA.
Hasta ahora, la fórmula elegida era limitar precios sin profundizar en el origen del incremento. Es como frenar el frío congelando el termómetro sin calentar la casa. Hoy cambia de táctica y defiende bonificar alimentos básicos, la cuestión es quien afloja el monedero.
La cadena alimentaria sufre tensiones que se reflejan a la mínima perturbación, sea con una mala cosecha, una sequía más pertinaz o un tiempo más inclemente. Buena parte de la actual inflación nace de la cruel y larga guerra en Ucrania que ha encarecido los fertilizantes y ha destruido una significativa porción del comercio de importantes bienes agrarios, entre los que destacan los cereales o el girasol. Al aumento de los costes en la producción se unen a la vez los aumentos de los precios de los carburantes, un exceso de liquidez monetaria y un proceso de concentración en la distribución.
Pero en la propuesta de Unidas Podemos de bonificar precios influye poderosamente la necesidad de escapar de su propio laberinto político. Para ello necesita un líder, un Teseo. A los morados no les gusta Yolanda Díaz. Tampoco cuentan con una estrategia definida, falta el hilo de Ariadna. Así que, con alimentos caros, se junta el hambre con las ganas de comer.
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