Estudio

Así se combate el insomnio según los investigadores

Un estudio analiza cómo mejoraron o empeoraron el sueño los participantes de una encuesta durante diez años

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Si estos días sufre más problemas de insomnio que de costumbre no se preocupe. La explicación está en el "jet lag" que causa el cambio de hora, ya sea el de verano como el de invierno, sobre todo en niños y personas mayores. Ninguno de los dos cambios de hora mejora nuestro sueño, sino todo lo contrario, aunque solo durante un par de días.

Ahora bien, si suele tiene dificultad para conciliar el seño, más allá de estas fechas, o se despierta antes de tiempo y no puede volver a dormirse es posible que sufra este trastorno del sueño que puede, además de minar su energía y estado de ánimo, afectar a su salud.

Pues bien, hacer ejercicio de forma regular dos o tres veces por semana a largo plazo está relacionado con un menor riesgo de insomnio. Así se desprende de un estudio publicado en la revista científica "BMJ Open" y del que ha informado Ep.

En él se concluye, a su vez, que acostumbrar al organismo a este ejercicio permite dormir entre seis y nueve horas cada noche.

Para llegar a estas conclusiones, Erla Bjornsdottir, del Departamento de Psicología en la Universidad de Reykjavik (Islandia) y su equipo evaluaron la frecuencia, duración e intensidad de la actividad física semanal y los síntomas de insomnio, el sueño nocturno y la somnolencia diurna entre adultos de 39 a 67 años de 21 centros en nueve países europeos durante un periodo de diez años y los datos hablan por sí solos.

Los 4.399 participantes del estudio procedieron de la tercera edición de la "Encuesta de Salud Respiratoria de la Comunidad Europea". Habían respondido preguntas sobre la frecuencia y duración de la actividad física al inicio del estudio, síntomas de insomnio, duración del sueño y somnolencia diurna.

Los participantes que informaron que hacían ejercicio con una frecuencia de al menos dos o más veces por semana, durante una hora por semana o más, fueron clasificados como físicamente activos. Los cambios en el estado de actividad se clasificaron en cuatro grupos: persistentemente inactivos, se volvió inactivo, se volvió activo y persistentemente activo.

Durante el período de 10 años, el 37% de los participantes permaneció persistentemente inactivo; el 18% se hizo físicamente activo; el 20% se volvió inactivo y el 25% estaba persistentemente activo.

En el análisis sin ajustar, hubo una diferencia significativa en la duración del sueño corto y largo entre los niveles de actividad. Aquellos que eran persistentemente activos eran los más más propensos a dormir las horas normales, mientras que los persistentemente inactivos tenían menos probabilidades de estar en esa categoría (70,9% vs. 59,2%, respectivamente).

Después de ajustar por edad, sexo, IMC, historial de tabaquismo y centro de estudio, los sujetos persistentemente activos tenían significativamente más probabilidades de tener un sueño normal. Además, aquellos que se convirtieron activos tenían más probabilidades de tener un sueño normal que aquellos que estaban persistentemente inactivos.

Tabla
TablaBMJ

Por países, los participantes de Noruega, Suecia y Alemania tenían más probabilidades de ser persistentemente activos, mientras que los participantes de España, seguidos de Estonia y Reino Unido, tenían más probabilidades de permanecer persistentemente inactivos.