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Disney lanzará su servicio de suscripción, Disney+

Escena de «Narcos», serie de Netflix
Escena de «Narcos», serie de Netflixlarazon

Una cosa parece clara para casi todos los profesionales del sector audiovisual. Por más que Disney crezca hasta e infinito, y aunque ahora presente credenciales en el explosivo e hipercompetitivo mundo de las plataformas digitales, no es ni será Netflix. Le sobra músculo pero le faltan los reflejos, la habilidad para leer los gustos sobre la marcha y desarrollar productos a la medida, del pequeño gran monstruo que arrancó gracias al envío de deuvedés por correo, con lo que acabó por laminar los videoclubs, y ha terminado por erigirle en el principal productor de producciones audivisuales del último año. Tan potente e imparable que el casi nonagenario Robert Murdoch, otrotra intocable patrón de los medios, no le quedó otra que vender. Ante la evidencia de que solo las empresas masivas lograrán sobrevivir en un ecosistema movedizo. Alice Enders, Enders Analysis, le ha comentado a TVBEurope que quizá la gran cuestión pase por delimitar que hace grande hoy día a este tipo de empresas. Cómo computarlo. «¿Por ingresos totales? ¿Por la fuerza del catálogo y el la capacidad para distribuir nuevos lanzamientos?

Ciertamente, Disney es el más grande en entretenimiento infantil, como siempre lo ha sido. Pero la adquisición de Fox no lo convierte en el gigante del entretenimiento para adultos que es Warner Bros». Más bien, añade, «el poder hoy radica en las relaciones directas con los consumidores, lo que le permite a la compañía acumular datos, refinar la estrategia creativa, etc. En este último caso, Disney no es Netflix». Al mismo tiempo reconoce que Disney necesitaba a Fox para «lanzar un servicio de la competencia que tenga la oportunidad de triunfar en los Estados Unidos».

Un monopolio

Dicho de otra forma. No podía seguir permitiendo que uno de sus más encarnizados enemigos en la lucha por la taquilla global, entendida ésta más allá del viejo modelo de las salas, superadas a medio plazo, fuera al mismo tiempo el principal vehículo de sus productos. Se impone la cadena total. El monopolio. El modelo Netflix, en suma, que tanto ha hecho por corroer la antigua necesidad de contar con los distribuidores y ya ejerce como todopoderoso productor, creador, distribuidor y exhibidor sin necesidad de otros socios. A falta de su cintura, bueno será el capital y el volumen que otorga Fox y las ventanas de distribución de su futura plataforma. Y ese es el principal problema. Que como señala la NBC, el modelo únicamente será rentable si los inversores deciden que Disney está al fin en disposición de competir con Netflix.