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¿Realmente fueron Hillary y Norgay los primeros en escalar el Everest?
El 29 de mayo de 1953 el mundo conoció maravillado que el sherpa nepalí Tenzing Norgay y el alpinista neozelandés Edmund Hillary habían alcanzado la cima del Monte Everest. 8.848 metros de roca, frío y hielo. No existe constancia alguna de que nadie lo haya escalado antes… ¿o sí?

George Leigh Mallory
George Leigh Mallory nació en Mobberley, Inglaterra, el 18 de junio de 1886, y desde que su profesor Graham Irving le introdujo durante su adolescencia en el mundo de la escalada, conquistar los picos que ningún hombre había tocado antes tornó en su pasión. Alumno ejemplar, estudió Historia en Cambridge y llegó a ser capitán del equipo de remo, enfrentándose numerosas veces su histórico rival, Oxford. Mientras tanto comenzó a realizar sus propias expediciones alpinas en Gales y los Alpes, aunque no sería hasta 1920 cuando logró tocar la punta final del Mont Blanc. Pero fue tras su ascenso del Pillar Rock sin cuerdas, utilizando la que fue por muchos años la ruta de ascenso más complicada de Gran Bretaña, cuando la comunidad alpinista británica fijó sus ojos en él.

Era un hombre decidido, un héroe de la vieja escuela. Pese a haberse casado en 1914 con el amor de su vida, Ruth Turner, no dudó en alistarse tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, sirviendo con valor en Francia y la batalla del Somme hasta alcanzar el rango de teniente al finalizar el conflicto. Era un hombre culto, amante de la poesía y los pintores renacentistas. Pasó su vida trabajando como maestro en la escuela Chaterhouse y escalando a cada oportunidad que le venía.
Primeras expediciones al Himalaya
El gusanillo de tocar la cima más alta del planeta le vino durante sus años universitarios, cuando acudió a una conferencia del Capitán Robert Falcon Scott, poco antes de que se dirigiera a conquistar el Polo Sur. La expedición británica terminaría en fracaso y con la muerte de Scott en la Antártida, pero Mallory supo ver algo en este explorador, un punto en común que compartía con su espíritu: el hambre voraz del genio aventurero en busca de lo desconocido. La idea de escalar el Everest cobró vida en su interior y se expandió como la enredadera por una roca, hasta que consiguió unirse a la Expedición de Reconocimiento Británica en 1921, con la intención de cartografiar los puntos más lejanos del Himalaya y establecer las primeras rutas de ascenso al monte Everest. Fue la primera vez que vio el símbolo que sin saberlo había guiado cada paso de su vida. La enredadera de la excitante aventura se afianzó en su pecho y Mallory jamás se la arrancó.

1922. El primer equipo británico que se lanza a escalar el Everest, dirigido por el general Charles Bruce y el veterano alpinista Edward Strutt, cuenta con la compañía de un genial alpinista de nombre George Mallory. La expedición se convierte en un infierno. Convencidos de que el uso de oxígeno iba en contra del verdadero espíritu alpinista, los expedicionarios decidieron no llevarlo consigo, y este noble error provocó que no llegaran a la cima. Mallory, Edward Norton y Howard Somerwell alcanzaron la altitud récord de 8.225 metros, algo impensable hasta la fecha, pero el mal tiempo y el agotamiento extremo les obligó a abandonar la subida. Tan cerca y a la vez tan lejos, Mallory vio su sueño desvanecerse por primera vez.
Pocos días después, arriesgándose a que llegase el monzón (en esta época del año la nieve se calienta y desliza por las montañas, provocando terribles avalanchas), Mallory y dos compañeros más intentaron un último ascenso antes de regresar a Inglaterra. El fracaso fue desolador. Un alud arrolló al equipo, matando a siete sherpas, y Mallory fue calificado como irresponsable por su país y varios compañeros de equipo. Aun así, el alpinista consiguió ser quien rescató de la nieve al único sherpa superviviente del accidente. El sueño se desvaneció por segunda vez.
Tercera expedición

Mallory regresó a Inglaterra con la firme determinación de realizar un nuevo intento dos años después, esta vez con oxígeno y todo el equipo que la ciencia de la época le pudiese conseguir. No parecía dispuesto a que su sueño se le escapase una tercera vez. Reclutó para su expedición a Andrew “Sandy” Irvine, una joven promesa del alpinismo de apenas 22 años, estudiante de ingeniería en Oxford. Reclutó, con ayuda del general Charles Bruce, a la flor y nata del alpinismo británico. Esta vez iban a ganar.
Durante su gira por Estados Unidos para recaudar fondos que financiasen su expedición, un periodista preguntó a Mallory por qué se había obcecado en escalar la peligrosa montaña, qué sentido podía tener conquistar su cima. La respuesta del escalador, simple y directa como las rocas que se desprenden de su querida montaña, pasó a la historia: porque está allí.
No le hacían falta más excusas para tocar el pico de la gloria. A finales de abril de 1924, la expedición llegó a las faldas del monte Everest, levantaron el campamento base y se pusieron manos a la obra. Solo entonces comenzó el mal tiempo. Tras días de inmovilidad, John de Vere Hazard consiguió rebasar el límite de los 7.000 metros junto con doce porteadores, pero la furiosa ventisca le impidió subir un paso más. Él y ocho sherpas volvieron a bajar al campamento base, dejando tras de sí a cuatro hombres demasiado débiles y enfermos, por el mal de altura y el frío, como para intentar el descenso. Un pequeño grupo liderado por Mallory subió a rescatarles y la jornada terminó con el equipo entero al borde del colapso.
Último intento
Mallory volvió a intentarlo, imperturbable al viento y el frío y la nieve soplando gélida contra la expedición. Siempre el primero de la fila, llegó a tocar los 7.700 metros con Bruce hasta que se vieron obligados a retroceder nuevamente, porque los porteadores se negaron a seguir el ascenso bajo las pésimas condiciones climatológicas en que se hallaban. Una, dos, tres veces vio Mallory como su sueño se derretía. Llegó el cuarto intento, el definitivo. A sus 38 años sabía que nunca volvería a tocar el Everest, y era ahora o nunca, aquél 5 de junio que iniciaron el ascenso. Eligió a Irvine, pese a su inexperiencia, como compañero y abandonaron el campamento. Un día, dos días. Fuertes vientos soplaban por las cumbres del Himalaya. Un hombre, dos hombres. Temblando de frío y con botellas de oxígeno colgando de la espalda, fueron vistos por última vez en la base del segundo escalón, la recta final antes de alcanzar la cima. Luego llegó la ventisca y los envolvió. Era el 8 de junio de 1924.

Tres días pasaron hasta que la expedición abandonó toda esperanza de encontrar a cualquiera de los dos alpinistas y comenzó a bajar la montaña, cinco días después se despidieron del Lama en el monasterio de Rongbuk y regresaron a Inglaterra. Fue el fin (por el momento) del sueño británico por conquistar el Everest.
Descifrando el enigma
El cuerpo de Mallory fue encontrado en 1999 por una expedición internacional que trataba de descifrar el enigma de si alcanzó la cima del Everest. Los informes del compañero que los había visto en la base del segundo escalón, el geólogo Noel Odell, habían variado a lo largo de los años debido a la presión mediática que recibió y ya no eran fiables para nadie. El cuerpo de Mallory se encontraba a 8.155 metros de altura y presentaba una pierna rota y una profunda brecha en la frente. La teoría es que tanto él como Irvine fallecieron tras caer una altura relativamente alta. El cuerpo de Irvine jamás ha sido encontrado y el de Mallory lo enterraron en el mismo sitio que llevaba esperando los últimos 75 años.

Pero es un detalle, porque la historia de los héroes se compone por detalles que los transforman en leyenda, lo que todavía deja abierta la puerta de la duda. Mallory llevaba consigo una fotografía de su esposa con la intención de dejarla en la cima una vez la alcanzase, y al registrar su cuerpo no se encontró dicha fotografía. En cambio encontraron unas gafas de sol en su bolsillo, lo que implica que cuando cayó era de noche, y por lo tanto ya estaba descendiendo tras haber llegado a la cima. Ahora depende de nosotros creernos la historia: ¿fue George Mallory el primer hombre en subir el Everest?
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