Columnistas
El fin del mundo
Un viaje que recuerdo con verdadera pasión es el que me llevó a navegar por los canales de Tierra de Fuego y desembarcar en la isla de Cabo de Hornos. No es que yo sea un avezado marino ni que doblara el Cabo entre vientos y tempestades…
El viento sí soplaba todo el rato pero llegamos en un barco turístico de la compañía Australis, que en ese viaje estrenaba la autorización recibida para hacer escala en Cabo de Hornos. Nosotros lo aprovechamos para hacer un reportaje del último pedazo de tierra habitado antes de la Antártida, ese al que llegaron hace casi 200 años Charles Darwin y Robert Fiz Roy a bordo del Beagle. Entre la ventisca incesante nos recibió la única familia que habita la isla, la del farero, un oficial de la Armada chilena que ejerce la alcaldía de mar.
Conocimos su forma de vida, las instalaciones y una colección de banderas que les dejan los viajeros. Allí dejamos una de España que se podrán encontrar los siguientes visitantes, ya sean turistas o demandantes de auxilio.
Otra manera de llegar a la isla no demasiado infrecuente entre quienes se aventuran a cruzar el cabo a vela, según nos contó el farero.
A quienes no lo lograron en el pasado y descansan para siempre en esas aguas se les recuerda con una escultura en forma de Albatros que se yergue frente al mar y junto a la que nos hicimos una foto mientras el granizo comenzaba a caer con fuerza.
Nos recibió la única familia que habita la isla, la del farero, un oficial de la Armada chilena que ejerce la alcaldía de mar.
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