Viajes

Bronca en Florencia

La ciudad más enigmática de Europa se trata de un destino ideal para todos los gustos y colores

Vista aérea de Florencia.
Vista aérea de Florencia.stevanzzdreamstime

Hoy es la ciudad más hermosa de Europa. No queda ninguna igual. Y no importa lo que digan sobre París o Roma porque Florencia es la ciudad más hermosa del mundo y en esto no hay quien la gane, es así. Porque mira esa ciudad, es fantástica, allí se celebran sesiones de ópera en sótanos viejísimos y húmedos decorados con frescos mordisqueados de la era de los Medici, objetos cotidianos que han pervivido tanto tiempo que ganan en adjetivos a cualquier ser humano normal.

Los edificios del casco histórico (catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) son espectaculares y sus esquinas sobresalen repujadas con gárgolas y escudos, están construidos con piedra blanca y tejados de teja de barro, como lo llevan haciendo desde hace quinientos años. Aunque algunos se inclinan por la edad, son esbeltos, y los que están inclinados parece que van a estrellarse de un momento a otro contra las enormes plazas (los agujeros negros de esta ciudad que tragan luz y gravedad y galaxias enteras atraídas hasta aquí), provocando un estrépito maravilloso que rebotaría en todas las plazas y se desbordaría entre las callejas a su alrededor. El estrépito puede correr y jugar aquí a su gusto y contagia rápidamente todas las calles, como si fuera cierto que los edificios se están cayendo, algo está cayendo sobre la Atenas del medievo.

¿Cae una luz? Ciertamente los tonos blancuzcos de las paredes brillan como locos y nos hacen daño dentro de los ojos pero a la vez nos obligan a mirar más. Cae la luz con una máscara astuta. Confunde a los visitantes por donde quiere, convirtiéndoles en marionetas.

Imagen de los característicos tejados de Florencia.
Imagen de los característicos tejados de Florencia.Dennis Van De Waterdreamstime

Un puñado de edificios

El Ponte Vecchio es un espectáculo alucinante cuando no hemos hecho más que poner la puntilla en la ciudad, las emociones bruscas comienzan al detenernos sobre el río Arno. Pero imagina la ciudad y recuerda que la visitaste en otra vida, cuando fuiste un ambicioso mercader valenciano temeroso de Dios, visualiza esas casitas juntas y pintadas con cien capas de amarillo y con decenas de minúsculas ventanas en las que apenas cabría el ojo de un cíclope. El Arno pasa por aquí como tantos otros ríos italianos porque en Italia todos los ríos fluyen entre las urbes soñolientos, se regodean y las lamen, se expanden con una bondad desinteresada, como una serpiente que no puede dejar de zigzaguear y de cambiar su piel mientras nace en las montañas y vuelve a morir al mar. Que nace y muere todos los días a una misma vez.

A partir de aquí son todo maravillas, parece que este puente viejo se trata de algún tipo de portal abierto a nuevos mundos. Primero brinca al alcance de nuestra mano la Plaza della Signora, que por las noches se ilumina mientras la cruzan todo tipo de transeúntes, artistas, heladeros, mercaderes de cualquier producto, familias, mendigos, costureros, jóvenes rufianes, musulmanes, algún que otro viejo rico o noble desde hace muchas generaciones. Una noche incluso llegué a escuchar a Roberto Benigni recitando a Dante en esta plaza, así, al azar, como lo oyes, mientras yo paseaba sin rumbo. Poco ha cambiado Florencia a los ojos del extranjero. Sigue brillándonos encima igual de blanca y de apacible. Igual de exótica sin abandonar Europa, con su río, sus iglesias y los palacios de los Medici y su cuadrilla.

Ponte Vecchio.
Ponte Vecchio.Sergii Kolesnykdreamstime

¡Tienes que acordarte! Son el Palacio Pitti, el Palacio Rucellai, el Palacio Strozzi, el Palazio Mozzi. ¿Tu hijo adolescente sigue empecinado en gastar el valioso tiempo jugando a la Play Station, con algún tipo de fin que a ti y a mí se nos escapa? Coméntale que su adorado Ezio Auditore no existió pero que, si lo hizo, las fachadas por las que se resbalaba con un doble tirabuzón eran estas de aquí. Que él no pudo existir pero hubo un tiempo en que criminales todavía más violentos y espectaculares tramaban la manera de entrar en estos refugios de lujuria y de riqueza para degollar a los vanidosos príncipes que se escondían aquí. Explícale los olores a metal, paja y mierda de cerdo que salpicaban las esquinas. Cuéntale tus recuerdos de esa época que viviste una vez.

Veinticinco familias ricas

¿Sabía el lector que dos investigadores de la Banca de Italia averiguaron que las veinticinco familias florentinas más ricas durante el Renacimiento eran las mismas que en el 2011? ¿Y que las cinco más pobres seguían siéndolo? Que no, que algo pasa en esa ciudad. Estoy convencido. Algún alquimista loco se debió equivocar con uno de sus hechizos y detuvo el tiempo en Florencia, quizá pactó con el diablo equivocado, rufián e insensato, debió hacerlo de alguna manera. Es cierto que las calles están más limpias, muchos visten mejor, roban a menos gente. Pero sigue considerándose como la tercera ciudad más peligrosa de Italia, ojito, que no es poco, y mejor ser cautos porque nunca se sabe cuándo nos va a tocar…. Los artistas callejeros siguen empeñados en proseguir su juego, por las calles camina una sangre casi idéntica a la de hace 600 años, además de los extranjeros que lo miran todo con asombro.

Extremos: desde el David hasta el Monstruo de Florencia

Como no estoy allí mientras escribo esto (culpo al coronavirus) pues tiro de Internet para recordar los detalles del David de Miguel Ángel, la estatua que rebosa su estilo y sensualidad por toda la ciudad. Qué guapo está así. Mírale, con los hombros ladeados a la perfección. Si lograste verla estuviste frente a una de las estatuas más importantes del mundo, una joya única de la humanidad. Son estos locos florentinos, locos porque son genios. Una bola de helado de limón servido con cucurucho en la heladería Perché no!... compite con un tipo de belleza infantil y delicado contra el número uno, el titán, el gigante de mármol, el bendecido, la bestia blanca, un milagro particular que nuestros antepasados construyeron para ofrecérselo a Dios, el único e incomparable Duomo de Florencia. Aquí te dejo una fotografía suya porque, valga la redundancia, las palabras pecan al describirlo.

Interior de la cúpula del Duomo de Florencia.
Interior de la cúpula del Duomo de Florencia.Luciano Mortuladreamstime

Y si eres de los que buscan aventura también puede darte miedo (es que esta ciudad lo tiene todo, caramba). Atento. Ahora viene un consejo de seguridad de un periodista de viajes muy responsable. Entre 1968 y 1985, atento, entre 1968 y 1985, dieciséis inocentes fueron asesinados por una persona o un grupo de personas muy turbias que nunca, jamás, fue o fueron encontradas. La prensa local dramatizó todavía más la situación y le concedió el apodo del Monstruo de Florencia. Detuvieron a unos cuantos tipos por complicidad o falsas sospechas pero todos terminaron fuera por falta de pruebas.

Aunque no fue hace mucho y quizá la policía esté a tiempo de atraparlo, ojalá, y que les cuelguen a esos hijos de mil padres. Era algo similar a la fantasía inglesa de Jack el Destripador pero que encima ocurrió de verdad aquí, en Florencia. Y cualquier día otra panda de locos pueden despegar como unos nuevos drugos, unos brutos torpes empachados de leche. Así que mejor ándate con cuidado, dulce aventurero, dulce niño, un capricho. Florencia es vieja y se ha acomodado. El río le ofrece agua y de carne le sirve rascar la piel muerta y el polvo que dejemos allí.