Viajes
La OMT y la responsabilidad del sector turístico español
Arabia Saudita tendría el propósito de plantear en la próxima reunión de la Asamblea de la Organización el traslado de la sede de la OMT a Riad
Las alertas públicas sobre un posible abandono de la Organización Mundial del Turismo (OMT) de su sede en España fueron publicadas en el diario La Razón los pasados días 28 de junio (“¿Se va la OMT de España?”) y 19 de julio (“La OMT y España”). Estas alertas fueron recogidas por las publicaciones especializada en turismo NEXOTUR y HOSTELTUR. Algunos periódicos del sector, según parece, solicitaron aclaraciones a la Administración turística española. La reacción oficial se ha hecho esperar y se ha manifestado en un artículo publicado en el diario El País el 7 de agosto, ilustrado con una foto del Presidente del Gobierno y del Secretario General de la OMT. En este artículo, después de recoger la sorpresa del Ejecutivo ante el movimiento, se confirman plenamente las noticias publicadas en La Razón. Arabia Saudita, que acaba de inaugurar un centro regional de la OMT tendría el propósito de plantear en la próxima reunión de la Asamblea de la Organización, a celebrar en Marruecos el próximo otoño, el traslado de la sede de la OMT a Riad. El artículo señala que el Secretario General de la OMT ha optado por adoptar una posición de perfil, que casa muy mal con el apoyo que siempre ha recibido de España para su elección y su segundo mandato al frente de la Organización. A la vista de la potencia económica del país candidato y de su decidida apuesta por el turismo y de la ambigua postura del Secretario General de la Organización, la conclusión obvia del artículo mencionado es que solamente una acción firme y decidida de la diplomacia española podría neutralizar este intento de despojar a España del único organismo del sistema de las Naciones Unidas que tiene su sede en nuestro país.
Todo Gobierno, cualquier Gobierno, y más el nuestro actual, tan mendicante de apoyo y tan necesitado de votos, se moviliza ante la actuación de los sectores afectados y la presión de la opinión pública. Y aquí radican el papel y la responsabilidad del sector turístico español. Las entidades representativas de un sector que en 2019 representó el 12,5% del PIB nacional y el 13% del empleo, y sin cuya recuperación será imposible que lo haga la economía nacional, tienen una clara responsabilidad en movilizarse y exigir del Gobierno una eficaz acción diplomática que salvaguarde los intereses no sólo de nuestro turismo sino del país. La MESA DEL TURISMO acordó en su último Pleno adoptar una postura activa en este asunto y sería deseable que EXCELTUR, el Consejo de Turismo de la CEOE, y todas las organizaciones sectoriales, hicieran un frente común ante un Gobierno que no se ha caracterizado por su valoración del turismo. La actuación conjunta en este asunto serviría para obtener positivos resultados en otros temas (ayudas directas, asignación de fondos europeos), que tan decisivos van a ser para el futuro el turismo en España.
No sólo el sector privado, también la estructura administrativa turística tiene un papel que jugar. Los equipos funcionariales siempre han sido leales con los respectivos equipos políticos. Esta lealtad ha sido reconocida por los historiadores como un factor fundamental en el ejemplar proceso de la transición política española. Pero esa lealtad implica también manifestar por los cauces legales su posición ante temas tan trascendentes como el que ahora se le plantea al turismo español y hacer entender a los responsables políticos el gravísimo deterioro que supondría no sólo para el turismo español sino también para la imagen de país la pérdida de la sede la OMT. Buena parte de la positiva imagen de país que ha conseguido España se debe al turismo. La pérdida de la OMT pondría de relieve, asimismo, la levedad del papel de España en el escenario internacional.
Alguien pudiera pensar que España no ha obtenido todas las posibilidades que ofrece albergar a una Organización del sistema de Naciones Unidas y en ello todos los que hemos tenido responsabilidades en la política turística o han prestado servicios en la OMT deberíamos hacer un examen de conciencia. Quizás hemos sido extremadamente cuidadosos, y eso es un mérito a tener en cuenta, en actuar de forma neutral y desinteresada en el seno de una Organización que debe estar al servicio solamente de los intereses globales del turismo mundial.
También se podría pensar que el Gobierno español ha pecado de lentitud en atender las necesidades logísticas de la OMT y que el proceso de habilitación de la nueva sede en el largamente inutilizado Palacio de Congresos de Madrid ha sufrido inexplicables retrasos, pero esta negligencia burocrática no puede servir de pretexto para justificar una decisión tan trascendental como el abandono de España de la OMT.
Pero todos estos argumentos tienen un peso irrelevante ante el desafío que la diplomacia española, el Gobierno español y nuestro turismo, tienen planteado. Sería paradójico que un logro de país que consiguió un Gobierno franquista lo perdiera un Gobierno democrático.
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