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Albariza, el hotel boutique de Sanlúcar de Barrameda, recomendado por la Guía Repsol
Este pequeño hotel combina historia, diseño local y sostenibilidad, y se ha convertido en una de las propuestas más atractivas para dormir en el casco histórico
Pasear por Sanlúcar de Barrameda ya es un plan atractivo, con sus tabernas donde nunca falta la manzanilla, el Guadalquivir de fondo y el parque natural de Doñana a un paso. Pero alojarse en un lugar como Albariza, recomendado por Guía Repsol, añade una dimensión especial al viaje. El hotel abrió en mayo de 2020, en plena desescalada de la pandemia, cuando muchos alojamientos permanecían cerrados. Sus impulsores, Francisco Pérez Maroto y Belén Fuentes, decidieron apostar por un proyecto propio y, desde entonces, no han cerrado ni un solo día. Francisco, exbanquero y fotógrafo aficionado, recuerda que abrir en ese momento fue todo un desafío, pero que querían ofrecer un espacio cómodo y cercano para quienes visitan la ciudad.
Un alojamiento con mucha historia
El edificio que hoy alberga el hotel tiene siglos de historia. Fue originalmente una bodega del siglo XVIII y, en 1865, se convirtió en casa señorial. La rehabilitación respetó elementos originales como la puerta de caoba, los arcos que sostenían las botas de vino y la escalera de mármol, además de recuperar la verja de hierro con el año grabado. Cada rincón refleja la memoria del edificio sin renunciar al confort contemporáneo.
El interior del establecimiento, diseñado por Interiorismo Conceptual Estudio, de Sevilla, tiene un fuerte enfoque en la sostenibilidad y el trabajo local: el 95% de los materiales y muebles provienen de proveedores de la zona. Los suelos originales del patio fueron recuperados y transformados en mesas; algunas baldosas de suelo hidráulico se convirtieron en cuadros y la carpintería artesanal viste los espacios con un aire cálido y auténtico. Este cuidado refleja el compromiso del hotel con la identidad de Sanlúcar y la conciencia ambiental.
Con solo 15 habitaciones (diez dobles, cuatro superiores y una junior suite de 36 metros cuadrados con acceso directo al solárium), el hotel ofrece un ambiente tranquilo y cuidado. Todas las habitaciones incluyen televisión, cafetera, nevera y ropa de cama de algodón de 300 hilos. La azotea “sol y luna” es uno de los rincones más valorados: durante el día permite disfrutar del desayuno al aire libre y del sol, mientras que por la noche funciona como un mirador sobre los tejados de Sanlúcar, ideal para contemplar las estrellas.
Hospitalidad andaluza
El equipo es uno de los grandes atractivos del hotel. Francisco y Belén se encargan de cada detalle y ofrecen recomendaciones personalizadas: desde bares de pescado frito hasta paseos por Bajo de Guía o visitas a Doñana. Los huéspedes destacan también la limpieza, el ambiente relajado del patio y la ubicación, a pocos metros de la Plaza del Cabildo, la calle Ancha y las playas cercanas.
Además de las habitaciones, el hotel cuenta con un pequeño bar, salón de lectura, jardín interior y recepción 24 h. Ofrece traslados al aeropuerto o a la estación y alquiler de bicicletas para recorrer la ciudad y sus alrededores. La ubicación céntrica hace que el acceso en coche pueda ser limitado, ya que el hotel no dispone de aparcamiento propio.
El nombre del hotel, Albariza, hace referencia al tipo de tierra donde crecen las viñas de manzanilla, un guiño a la identidad local y al carácter del alojamiento. Este concepto se refleja en la elección de materiales y en la decoración de los espacios, pensados para integrarse con la ciudad y la historia del edificio.
Gracias a su combinación de historia, confort, diseño local y atención cercana del equipo, Guía Repsol lo recomienda como una de las opciones más destacadas para alojarse en Sanlúcar. Albariza demuestra que es posible ofrecer una experiencia cuidada y auténtica, basada en la calidad, la sostenibilidad y el respeto por la memoria del lugar, sin artificios ni exageraciones.
En definitiva, Albariza es un hotel que permite disfrutar de Sanlúcar desde un punto de vista cómodo y cuidado. Su historia, la rehabilitación respetuosa del edificio, el diseño sostenible, la atención cercana del equipo y la ubicación céntrica lo convierten en una opción completa para quienes buscan un alojamiento con personalidad, que conecte con la ciudad y su cultura.