La joya de culto que convierte la ciencia ficción en pura filosofía: un bombazo que es imperdible

En 2009, el director Jaco Van Dormael se puso al frente de Mr. Nobody, una película que es capaz de desafiar cualquier intento de clasificación estricta. Y es que tiene un poco de cada género del cine. No es solo ciencia ficción, ni drama, ni romance. La realidad es que podría entenderse como un experimento cinematográfico que explora la complejidad de la existencia humana desde diferentes perspectivas.

Después de todo este tiempo, la película ha alcanzado un estatus de culto, pero no es conocida por demasiada gente. La trama se centra en Nemo Nobody, quien a sus 118 años es el último mortal en un mundo en el que la humanidad ha alcanzado la inmortalidad. En la última etapa de su vida, Nemo narra las múltiples vidas posibles que podría haber tenido, dependiendo de decisiones aparentemente triviales que marcan el curso de la vida.

La construcción de un rompecabezas existencial

El hecho de quedarse con su madre o su padre tras un divorcio o amar a una chica o a otra. Cada posibilidad es un “qué pasaría si…”, una exploración de la vida que puede hacer que te cuestiones todo. Lo más interesante es cómo la película despliega estas realidades paralelas con una narrativa no lineal que obliga a cuestionar la idea de tiempo.

En este sentido, el estilo visual de Mr. Nobody es tan atrevido como lo que supone su ingeniosa narrativa. Cada línea temporal se distingue por colores, iluminación y una estética únicos, que van desde el realismo más crudo hasta la poesía más abstracta. Ver Mr. Nobody es más que seguir una historia: es enfrentarse a preguntas que definen la naturaleza del ser humano.

¿Qué significa elegir? ¿Hasta qué punto nuestras decisiones nos definen? ¿Existe un camino “correcto” o solo alternativas que nos moldean de distintas maneras? El filme funciona como un espejo de nuestra propia existencia, recordándonos que la vida es un entramado de decisiones y oportunidades perdidas.

El verdadero valor de Mr. Nobody no está solo en su impacto visual, sino en esa apuesta por el componente filosófico. La cinta aborda cuestiones de vital importancia en un conjunto que termina siendo satisfactorio. Puede entenderse como un rompecabezas existencial que exige una participación activa: cada espectador puede interpretar la historia de manera diferente. Lo único malo es que actualmente no está disponible en ninguna plataforma de streaming, pero sí que puedes programar un aviso en JustWatch.