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KIEV-El fútbol ofrece a España e Italia un partido de desempate definitivo después de la igualada del estreno. Termina el torneo como empezó para las dos selecciones y, gane quien gane, España e Italia se habrán repartido los cuatro últimos grandes campeonatos. Ahora, España busca el tercero consecutivo entre eurocopas y Mundial. Una hazaña nunca antes conseguida, aunque Alemania Occidental se quedó en el incierto punto en el que está ahora España, en la final de la segunda Eurocopa. Pero antes de que los españoles aprendieran a ganar, los italianos se proclamaban campeones del mundo por cuarta vez, en esa ocasión, en Alemania.

Aquella selección de Marcello Lippi dio un pasito adelante para escapar del «catenaccio», pero ésta huye del concepto que ha dominado la historia del fútbol italiano. Nunca España e Italia han estado tan cerca, por concepto y por posibilidades. Prandelli ha regenerado a Italia después del fracaso del último Mundial, se olvidó de los viejos supervivientes del Mundial 2006 y del cerrojo y se arrimó al fútbol. Se fijó en el modelo de España, el mismo estilo que le había gustado utilizar en el Parma y en la Fiorentina. «España es la referencia», asegura el preparador italiano. Por algo es la actual campeona de Europa y del mundo. «Pero nosotros hemos crecido», amenaza.

Y lo han hecho en torno a Pirlo. Ha dado la vuelta al equipo para volver al eje que les hizo campeones del mundo en 2006. El centrocampista de la Juventus es, hasta ahora, el mejor del torneo, el único al que han elegido tres veces como el más destacado del partido. «Pirlo es un jugador que te hace ganar campeonatos. Casualmente, ha ido a la Juve y ha ganado la Liga italiana», advierte Gerard Piqué.

Por alguna extraña razón, en el año 2006 Fabio Cannavaro robó a Pirlo el título de mejor jugador y el Balón de Oro después. Ahora, sólo un triunfo de España puede evitar que le reconozcan sus méritos.

Buffon, el capitán italiano, advirtió al mundo de que no iban a ganar la Eurocopa. «Lo dije porque hay una selección que es muy superior, que es España», afirma. «Es la más fuerte del mundo, pero el partido empieza 0-0».

Y Cesare Prandelli lo confirma. «España es el mejor equipo del mundo, es fiel a su filosofía», dice.

«Nos hemos pasado la vida buscando un estilo y ahora que lo tenemos, tampoco nos vale», se lamentaba Del Bosque en los últimos días. Pero sí vale, el estilo ha llevado a «La Roja» a ser campeona de todo y a generar admiración en todo el mundo. España invita a la imitación, es la referencia del fútbol mundial, igual que antes lo fue Brasil. Del Bosque se quita importancia. «Yo creo que es tendencia», asegura.

Pero España fue la primera y, como el original suele ser superior a la copia, los rivales se ven obligados a renunciar a su propio estilo. «Es verdad que algunos rivales han cambiado, pero no creo que Italia vaya a cambiar», añade el seleccionador. Ni siquiera piensa Del Bosque que Italia modificara su esquema en el primer encuentro del torneo. «No creo que jugara con tres centrales; para mí, Chiellini era lateral izquierdo y jugaban con cuatro defensas».

España juega bien y juega limpio. En la primera fase podía haber forzado el empate con Croacia para dejar fuera a Italia, a la que se imaginaba un enemigo más difícil, como ha confirmado al llegar a la final del torneo. Pero marcó Navas e Italia acompañó a España en el camino hacia el título. Fin del «biscotto». «No siempre se aprecia la actitud del contrario, pero nosotros reconocemos el esfuerzo español», dice Buffon. Y Del Bosque subraya: «Quizá no se ha hincado suficientemente el diente a aquel partido». En referencia al esfuerzo de su equipo por ganarlo, tras las injustas sospechas.

«La fuerza de España no es sólo la posesión de balón, es también la manera de recuperarlo, siempre intentan hacerlo en medio campo», reconoce Prandelli. España ha fortalecido sus zonas más débiles en estos cuatro años de éxitos. Por eso es la favorita, según el seleccionador italiano. Aunque, para él también lo era Alemania en la semifinal.

Pero la Selección de Del Bosque no se mira en la selección italiana de épocas pasadas para defender. Históricamente, Italia ha defendido bien porque defendía con mucha gente. Pero España sólo necesita la pelota para defenderse.

Italia se ampara en la superstición. Sus dos últimos mundiales llegaron después de gravísimos escándalos de apuestas en el país. En 1982, Paolo Rossi fue el máximo goleador y mejor jugador del torneo en España después de dos años sin jugar por culpa del «Tottonero», el mismo caso de amaño de partidos que mandó al Milan y a la Lazio a la Serie B.

En 2006 fue la Juventus la que pagó con el descenso las maniobras ilegales para ganar títulos. Antes del torneo perdieron a Criscito por la misma razón. Y Buffon también está acusado. España se apoya en el alma, en Villa y Puyol, que acudirán a ver el partido como si fueran el jugador número 24.