Curiosidad
¿En qué país del mundo está prohibido el chicle?
Esta ley está vigente desde 1992 y se castiga con multas que oscilan entre 7.000 y 70.000 euros
El chicle, un compañero habitual en la vida diaria de muchas personas, tiene una historia rica y diversa en todo el mundo. Sin embargo, existe un lugar donde su venta y consumo están rigurosamente prohibidos: Singapur. Esta prohibición se estableció en 1992, y es un ejemplo peculiar de las medidas que un gobierno puede tomar en busca de la disciplina cívica. Aunque el chicle en sí mismo no parece ser una amenaza, el país experimentó una serie de desafíos que llevaron a esta controvertida decisión.
El principal problema que llevó a la prohibición fue la interferencia del chicle en el sistema de transporte público de Singapur. Durante un período crítico en 1991, la goma de mascar se volvió problemática, quedando atrapada entre las puertas de los vagones de tren y causando retrasos e interrupciones en el servicio. Esta no fue una ocurrencia aislada, sino un problema recurrente que afectaba la eficiencia del transporte.
Además, el chicle también planteaba desafíos en términos de limpieza pública. Las calles de Singapur se veían afectadas por residuos de chicle arrojados negligentemente, lo que generaba costos significativos para la limpieza y el mantenimiento de la ciudad.
Esta prohibición se ha mantenido hasta el día de hoy y está respaldada por sanciones severas. Quienes infringen la prohibición enfrentan multas significativas, que van desde los 10.000 hasta los 100.000 dólares singapurenses (equivalentes a entre 7.000 y 70.000 euros) y pueden incluso enfrentar penas de prisión de hasta dos años.
En 2004 Singapur levantó parcialmente la prohibición para permitir la venta de chicles dentales y de nicotina, como resultado de las negociaciones de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Sin embargo, las sanciones siguen siendo aplicables si estos productos generan problemas de limpieza en la ciudad.
La prohibición del chicle en Singapur destaca la firme determinación del país en mantener su infraestructura de transporte público eficiente y sus calles limpias. A pesar de las críticas y debates que rodean esta medida, Singapur se mantiene como uno de los lugares más limpios y ordenados del mundo, donde la disciplina cívica y el respeto por el entorno son valores fundamentales.
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