Coronavirus
“Necesito saber si estoy contagiado para poder ser menos preso de esta pandemia”
Un joven gaditano pide que le hagan las pruebas de coronavirus tras permanecer catorce días encerrado en su habitación, con síntomas y sin contacto con su familia
Rubén Gordillo tiene 23 años y es de Arcos de la Frontera (Cádiz), pero vive y trabaja en Madrid desde hace un par de años. Antes de que se decretara el estado de la alarma en España su empresa decidió implantar el teletrabajo, por lo que al encontrarse “estupendamente” –y como hace “siempre” que tiene una oportunidad– se volvió a casa de sus padres.
“Una vez ya en Arcos me empecé a encontrar raro, un cierto malestar en el cuerpo al que no le di importancia, pero al día siguiente por la mañana seguía igual y notaba un poco de destemplanza con malestar en el cuerpo y escalofríos”, explica.
Ante esta situación, decide dejar de tener contacto con sus padres, ponerse en cuarentena en su cuarto y llamar al teléfono de Salud Responde. El gaditano explica que le exigieron que se “aislase” en su cuarto, que tomara paracetamol y que desinfectara el baño cuando lo utilizase, “acciones preventivas que ya estaba tomando para no contagiar si fuese positivo en Covid-19. Además, me dijeron que me harían un seguimiento por teléfono y a lo largo del fin de semana me realizarían las pruebas". Sin embargo, un día más tarde, le llaman para comunicarle que “no se la van a hacer porque es lo que mandan”. Actualmente, 14 días después, sigo sin saber científicamente si soy positivo o no”, lamenta.
El joven asegura que la situación se está volviendo bastante difícil. El aislamiento “entre cuatro paredes” dentro de su “propia casa” se suma a la incertidumbre que le genera no saber su estado real de salud. “Primero me dijeron que ya no le hacían pruebas a nadie. Después, llegan informaciones de que van a realizar otra vez pruebas. Lo pregunto y la contestación es que aún no saben cómo se van a organizar, a qué personas se las van a hacer ni dónde… pero que yo soy una de las posibles personas a las que le pueden hacer la prueba”, afirma.
Su vida ha cambiado por completo en apenas dos semanas. Cada mañana se levanta a primera hora para teletrabajar hasta las 18:15 horas. Durante la jornada, su madre le hace el desayuno, almuerzo y cena y se lo deja en una bandeja en la puerta de su habitación y “cuando ella se va, abro y cojo la bandeja para comer en el escritorio de mi cuarto. Estoy en contacto con ella y mi padre, que son los que vive en casa, por WhatsApp. Después, si tengo que ir al baño me pongo la mascarilla y salgo. Cuando termino desinfecto todo con lejía. Esto, en un día, pueden ser como seis veces”, explica.
El joven confiesa que el quinto día de aislamiento absoluto fue el peor: "Perdí el gusto en las comidas y el olfato. Hasta entonces todavía no habían salido muchas informaciones sobre si esto era síntoma del Covid-19. Yo soy una persona a la que le encanta comer y perder el sabor y el olfato me hundió mucho. Esa noche tuve un ataque de ansiedad y no pude conciliar el sueño”.
Por otra parte, no se ha sentido desatendido por los servicios de sanidad “en ningún momento”. Además, la directora del centro de salud de Arcos de la Frontera le quiere conocer en persona cuando todo esto pase "por todas las conversaciones que hemos tenido”. No obstante, Rubén espera con ansias “una llamada” en la que le confirmen que le van a hacer las pruebas porque no quiere “salir del cuarto” tras haber superado quince días en cuarentena sin estar “seguro” de que no está contagiado. “A día de hoy sigo con la incertidumbre de si salir de esta habitación en un par de días o seguir encerrado porque no sé si tengo el maldito bicho metido en el cuerpo, aunque no tenga síntomas”, asegura, para añadir que necesita “ser menos preso de esta pandemia”.
El centro de salud de Arcos de la Frontera le ha comunicado hoy que tras analizar su caso le recomienda que siga aislado, pero “con menos restricciones”. A partir de ahora, y durante los próximos quince días, tendrá que tener cuidado con “la orina y las heces” –que pueden ser un importante foco de contagio– y seguir limpiando todo lo que utilice antes de que pueda usarlo otra persona.
Cuando esta situación acabe tiene claro que lo primero que hará será “abrazar” a todos sus seres queridos, salir a la calle y tomar el sol. “Solo esto por ahora, porque sé que nos quedan muchos más días confinados", pero cuando pase por completo “creo que solo voy a pisar mi casa para dormir”, concluye.
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