Cambio espagueti por salchicha alemana

«Sois unos cabrones» afirmaba a grito pelao, aunque complaciente, uno de los técnicos angelinos que Spielberg se trajo a Almería para rodar la tercera entrega de Indiana Jones. «Tenéis tanta luz –remataba– que debemos usar un montón de filtros para que la imagen no se chingue». Luego, en confianza, te contaba que adoraba trabajar en exteriores, que enloquecía con Andalucía, y encima le habían enseñado el apasionante mundo de comer y beber a base de tapas por la capital almeriense. Este es solo un ejemplo de las increíbles posibilidades, servicios y funciones de Almería como inmenso plató cinematográfico, de sobra conocidas desde mediados de los años 60. Y ahí siguen, aguantando carros y carretas, empezando por el ayuntamiento de la capital, si hablamos de instituciones, que, junto con la Junta de Andalucía, son las mismas que anoche hicieron posible que la ya tradicional retransmisión (el bolero canta: «20 años no es nada») que la cadena Onda Cero viene haciendo de la ceremonia de entrega de los Oscar, se realizase desde los estudios que albergan el poblado del oeste en pleno desierto de Tabernas; conectados para la ocasión con Los Angeles, Nueva York, donde se ubica el veterano corresponsal Agustín Alcalá, y Madrid, cuartel general en el que la locutora Isa Blanco ha coordinado la central de datos.

Esta loca, a la par que fantástica idea, surgió de una charla entre José Luis Villalobos, jefe de informativos de la emisora almeriense (Pepe Cespedes para cuando se transforma en cómico, aunque siempre lleve los calzoncillos por dentro, y no como el tirillas de Superman), y quien suscribe esta parida semanal.

Almería es el segundo Hollywood europeo, con permiso de los estudios romanos de Cinecitta, pero a diferencia de estos, cuenta con kilómetros de parajes naturales en los que han sido rodados enormes peliculones, todos con Oscar, como «Cleopatra», «Patton», «Indiana Jones» o «Lawrence de Arabia», sin olvidar toda la saga pistolera de Clint Eastwood. «¿Te parece poca percha para hacer los Oscar desde aquí?», me espetaba Villalobos (Aka, Cespedes), «y además me traigo al cómico Paco Calavera que es la leche».

Lo confieso: hacer un especial para la radio desde el mismo salón en el que mi admirado Álex de la Iglesia rodó la famosa pelea de «800 Balas» ha sido como tirando a orgásmico; y encima comprobando que la vida y Almería siguen y seguirán siendo de cine, pues mientras andábamos en plena retransmisión, un nutrido grupo de técnicos y operadores se afanaban en tener listo el set para seguir filmando una peli del oeste de producción alemana. ¡Ea, el «Espagueti del oeste ha muerto, bienvenido sea el Frankfurt West»!