"Crónicas del salitre"
César Lucas: enfoca, dispara y corre
“Las muchas fotos que le hizo a Pepa Flores a lo largo de no pocas sesiones, son la columna vertebral de una exposición estratosférica que, hace tiempo, el fotógrafo presentó en La Térmica”
En los ochenta yo era un pipiolo reporteril y César Lucas era dios. Imposible contar las veces que otros fotógrafos y «paparazis» lo mencionaban, no sin cierta envidia y/o admiración, en muchas de sus conversaciones estando de guardia, en las que me dejaban estar de oyente (no les quedaba otra, pues me tocaba el papel de «plumilla» paliza).
César Lucas, el ilustre fotógrafo de instantes irrepetibles en la historia de España y otros momentazos «extranjeros», no es que sea una deidad, es que es un gran tipo de marca mayor, lo que se dice plenamente cojonudo. Tal afirmación surge, porque con el paso del tiempo y gracias a la radio lo conocí, tanto de artista del «enfoca, dispara y corre», como el pedazo de ser humano que es.
Hace poco que César cumplió años (no diré cuantos que entre «damas» no queda bonito) y su familia y cercanías le regalaron un álbum de recuerdos personal que dejó al maestro de fotógrafos como un bizcocho de su compadre Carlos Montes, el «panaero peliculero». Los últimos años no han sido buenos para casi nadie y especialmente para quien ha tenido que decir adiós demasiadas veces, empezando por un hijo. Ante aquel presente, Lucas se quedó emocionalmente magdaleno, y reconozco que cuando he sabido del momento, también he tenido un problemilla con mi «japuta» glándula lagrimal.
César Lucas no fue el primer hombre que vio desnuda a la rotunda y adulta Pepa Flores, pero sí el primero que así la retrató para la revista «Interviú», logrando que España fuera cambiando del rancio blanco y negro al maravilloso desnudo cuerpo en color de Marisol. Las muchas fotos que César le hizo a Pepa Flores a lo largo de no pocas sesiones, son la columna vertebral de una exposición estratosférica que, hace tiempo, el fotógrafo presentó en La Térmica malagueña de la mano de su amigo el divino canalla Luis Eduardo Aute.
No obstante César y servidor, tenemos pendiente rememorar su trabajo con John Lennon en el rodaje almeriense de «Cuando Gané La Guerra», o el que hizo con Clint Eastwood en la filmación de «Los Violentos de Kelly» (de póster oiga), pero sobre todo cuando el guapo actor Stephen Boyd, el famoso villano de «Ben Hur, le persiguió literalmente durante un rodaje, para enseñarle los apasionantes caminos del «pargueleo americano» en la España de los setenta. Felicidades César, cuando nos veamos me das dos guantadas y luego un abrazo por contar esto.
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