Economía
La falta de personal pone en jaque a la hostelería andaluza a las puertas del verano
La patronal gaditana propone buscar candidatos en Marruecos y, «de camino, evitaríamos el drama de las pateras»
Se acerca el verano y, con la reactivación de la hostelería en la provincia, vuelve a resurgir un problema que ha adquirido el rango de endémico en el sector: la falta de personal. Trabajadores, muy en especial camareros, que se antojan fundamentales para hacer frente a unos meses de extraordinaria actividad. Periodo de tiempo (de junio a septiembre) en el que bares y restaurantes necesitan de un buen servicio para aprovechar toda su potencialidad de cara a lograr unos ingresos que, en no pocos casos, se antojan esenciales para su supervivencia a largo plazo. La oferta de empleo es muy numerosa y basta con dar una vuelta por destinos (en especial de costa) como Chiclana, El Puerto de Santa María, Rota, Chipiona, Conil o Zahara de los Atunes para, tal y como atestiguan los numerosos carteles de «Se necesita personal» que lucen en los propios escaparates de bares y restaurantes, contrastar esta realidad.
Realidad que no es baladí, ya que, como acaba de señalar el propio vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Juan Marín, estamos ante «un problema tremendo» para el sector turístico. «Desafortunadamente, no es nada nuevo. Todas las temporadas nos encontramos este problema, si bien es cierto que la pandemia, con una gran fuga de trabajadores a otros sectores, y la apertura de más negocios han hecho aún más acuciante esta necesidad de personal», señala Antonio de María, presidente de HORECA (Federación Provincial de Empresarios de Hostelería de Cádiz).
«Es una cuestión de difícil solución, ya que las personas que podrían cubrir estas necesidades (sobre todo de camareros) son jóvenes que, a diferencia de lo que ocurría en otras épocas, llegan a alargar el tiempo de estudios hasta los 30 años y, además, la gran mayoría no percibe la hostelería como una oportunidad de futuro». Según apunta, «son gente soltera que lo que quiere es vivir la vida y, además, los que apuestan por esto quieren trabajar los fines de semana o hacer bodas y banquetes, con la idea de compatibilizarlo con el tiempo de ocio con los amigos. De modo que, pese a ser un problema de largo recorrido, no encontramos solución».
Déficit de personal que «provoca que muchas empresas, aún pudiendo ampliar las terrazas y, por tanto, pudiendo trabajar con más gente, no dispongan de la mano de obra necesaria y se vean obligadas a reducir su capacidad real de trabajo. De este modo, lo que estamos es desperdiciando oportunidades importantes en un sector que en agosto de 2021 contribuyó con más de 50.000 contratos».
Oportunidades, y muchas, que existen en ciudades como Chiclana, destino top a nivel nacional, aunque, como subraya el presidente local de los hosteleros, Vittorio Canu, «nos las estamos viendo y deseando para conseguir el personal que necesitamos». «Cuando se reactiva la temporada casi se desata una carrera a contrarreloj entre los negocios, ya que el personal formado y con experiencia escasea mucho y, si no lo consigues, el único recurso son jóvenes que al principio se animan, pero que no tardan en aburrirse y dejarlo». «Es muy triste porque somos un sector con gran potencial», añade, «pero la realidad es que muchas personas nos ven como un lugar de paso, no como una oportunidad para contar con un buen trabajo e, incluso, con la posibilidad de montar el día de mañana su propia empresa».
Escenario al que Canu añade «las escasas posibilidades que existen en la provincia para que las personas interesadas en trabajar en la hostelería se formen de una forma continua y profesional». «Tenemos carencias en todos los puestos, si bien es cierto que en cocina hay más estudiantes e interés, lo contrario que en servicio de sala».
Frente a esta carencia de trabajadores, el presidente de HORECA apunta que, tal vez, parte de la solución podría estar en el país vecino: Marruecos. «Yo he propuesto en alguna ocasión que las escuelas de hostelería de Marruecos nos cojan a los alumnos más aventajados y que mediante un convenio estatal les permitan venir con sus visados de trabajo y ofrecerles empleo en condiciones y así, de camino, evitaríamos el drama de las pateras». «Es –añade– una propuesta que ya le he lanzando a algún que otro político, ya que incentivaría la formación en el país vecino con el premio de poder trabajar aquí en condiciones y con un buen sueldo. Pero, claro, hacer las cosas bien parece siempre más complicado», subraya De María.
Por lo que se refiere a los comentarios que existen en torno a las duras condiciones de trabajo y los sueldos poco atractivos de la hostelería, De María habla de «leyenda negra». «En el convenio de hostelería provincial se establece un salario mínimo de 1.500 euros. Si eso no es atractivo, no sé lo que será atractivo. Yo conozco a mucha gente que gana menos y, que yo sepa, todo el mundo lo cumple, porque, además, como están hoy los niveles de denuncias, inspecciones y sanciones, no creo que se atrevan a incumplirlo».
«Lo que ocurre –lamenta– es que es muy fácil contaminar al sector en base al comentario del cuñado de un amigo que nadie conoce o del hermano de un vecino y que, desgraciadamente, se expanden como la pólvora. Y, si es así, que el perjudicado llame a HORECA y lo denuncie o envíe un correo, que queda en el anonimato, a la Inspección de Trabajo. En fin, eso no cuela ya».
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