PSOE

La abstención será el único rival de Moreno en las elecciones

Solo hay una opción de Gobierno. El PP peleará por el voto socialista. El resultado incidirá en el futuro de Sánchez y Feijóo

Estas elecciones andaluzas, que se resolverán el próximo día 19 de junio, se decidirán, principalmente, en el duelo entre la candidatura del popular Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta, y la abstención. Su principal, y podría decirse que único adversario en esta contienda, es que su electorado se confíe, aproveche la playa y el sol, y no acuda a votar. La campaña electoral arranca con la previsión de que el futuro Gobierno de la Junta seguirá estando presidido por Juan Manuel Moreno, y que lo que se decidirá en estas dos semanas es la fuerza de este gobierno. Si está en condiciones de no tener hipotecas, y no depender de Vox, que es por lo que trabaja el candidato popular, o si, por el contrario, una mayoría más limitada de lo previsto lo deja sometido a las exigencias del partido de Santiago Abascal. La izquierda no tiene ninguna opción de formar gobierno según todos los sondeos.

La última encuesta del CIS avaló ayer que Juanma Moreno se acerca a una mayoría suficiente para mantener la Junta, pero el barómetro que preside el socialista Féliz Tezanos también dio alas al crecimiento de Vox en un contexto en el que el PP ganaría en las ocho provincias, incluso en Sevilla, donde los populares no han logrado imponerse nunca en unos comicios.

El crecimiento de Vox está sometido a la duda de si llegará o no a superar la veintena de diputados. El CIS le da entre 17 y 21, mientras que en algunos de los últimos trackings, previos al arrance de la campaña, las perspectivas se quedaban más cerca de los 15 escaños. La mayoría absoluta de la Cámara andaluza está en los 55 parlamentarios.

Además del porcentaje de la abstención, otra importante variable es de qué manera repercute en Ciudadanos (Cs) el reparto final de votos en cada provincia porque la diferencia entre los 0 escaños, o que pueda llegar a los 2 o incluso 4, se decide en un puñado de votos repartidos por todas las circunscripciones.

La campaña del actual presidente de la Junta andaluza se dirige a buscar el voto de izquierdas, de ese socialista que es consciente de que su partido no tiene ninguna posibilidad de llegar al Gobierno, y que ha comprobado durante estos cuatro años que Juanma Moreno antepone la gestión a la ideología, por lo que se ha sentido integrado en sus políticas.

El PP no va a rebuscar en la bolsa de Vox, sino en la del candidato socialista Juan Espadas. En cuanto al partido de Santiago Abascal, su baza para movilizar al votante solo se puede ajustar a la promesa de condicionar la política de la Junta. Una promesa que está sometida a la variable de que todas las previsiones apuntan que Juanma Moreno sumará más escaños que toda la izquierda junta, lo que coloca a Vox en un papel mucho menos principal del que pudo ejercer en Castilla y León. De hecho, el candidato popular intentará gobernar en solitario sin mayoría absoluta, pero con más escaños que la izquierda, yendo a una investidura sin acuerdo cerrado con Vox si la condición es una coalición de gobierno.

Andalucía es una comunidad que siempre se ha tomado como referente para medir el desgaste del Gobierno nacional y el reparto de fuerzas ante unas elecciones generales. El presidente Pedro Sánchez se juega la estabilidad de su gobierno, más allá de la probable crisis que se le abrirá en el PSOE andaluz si se confirma que se queda alrededor de la treintenta de escaños.

En su bastión electoral por excelencia, un resultado que coloque a Espadas por debajo de la ex presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz alterará también emocionalmente a las otras baronías socialistas, que se juegan su futuro en las elecciones del próximo mes de mayo. El partido espera que en ese escenario haya un movimiento de presión para que Sánchez «ceda y se modere», y en algunas de las baronías ya apuntan a la conveniencia de que el partido en Andalucía se abstenga y facilite un Gobierno de Juanma Moreno. Está más que por ver si las presiones pueden llegar a tener la fuerza necesaria como para mover a Pedro Sánchez de su firme apuesta por primar siempre a sus socios de investidura. De momento, su discurso de campaña se basa en dos ejes conductores: la identificación del PP con la corrupción y buscar la movilización de su votante con el miedo al partido de Abascal.

El 19-J, como ya ocurrió con las elecciones autonómicas en Madrid, tendrá repercusiones a nivel nacional. En el caso del Gobierno, pero también del PP. En la mejor de las previsiones, un Gobierno en solitario de Juanma Moreno, el líder gallego, Alberto Núñez Feijóo, verá despejarse el camino para afrontar con mucha más seguridad las elecciones autonómicas y municipales. Un Gobierno en solitario llevaría al PSOE a profundizar en su crisis, alimentaría la confianza del PP, y le liberaría, además, del peso asfixiante de esa sombra que supone la perspectiva de que no pueda gobernar en Moncloa si no es con un acuerdo de coalición con Vox.

Ayer, en una entrevista con Carlos Alsina, en el programa «Más de Uno», en Onda Cero, Feijóo renegó de cualquier posibilidad de acuerdo con la candidata de Vox, Macarena Olona, que implique su entrada en el Gobierno autonómico, e incluso sugirió que al PSOE «no le quitaría el sueño» gobernar con los de Santiago Abascal. Frente a la campaña del PSOE que insiste en agitar el miedo a que Vox siga entrando en las instituciones, con el modelo de Castilla y León, Feijóo insiste en que Vox se presenta contra el PP, mientras que su partido lo que busca es una mayoría suficiente para minimizar las exigencias de Olona.

El jefe de la oposición también dijo que el PP estaría legitimado para gobernar en solitario en cuanto su marca consiga un escaño más que la izquierda. Vox ya ha hecho oficial su órdago de que exigirá cuotas de poder en el futuro Ejecutivo andaluz.