Crisis socialista
Arahal destapa la irrelevancia de Espadas y del PSOE-A
Imposiciones, arbitrariedades, castigos, traiciones, encuestas falsas... la moción de censura que revela las inaceptables formas de Ferraz
Qué lejos queda el PSOE-A de Manuel Chaves, de José Antonio Griñán e incluso el de Susana Díaz. Un partido socialista andaluz poderoso, con criterio propio y capaz de transmitir su mensaje a toda España. Nada queda de eso ya. Un pueblo de 20.000 habitantes de Sevilla como Arahal ha destapado, si es que alguien no lo sabía, la irrelevancia de su hoy líder, Juan Espadas, y por consiguiente (que diría Felipe González) del PSOE andaluz actual.
Imposiciones, arbitrariedades, castigos, traiciones, «ordeno y mando», encuestas falsas y lo que sea necesario. La moción de censura aprobada la tarde de ayer en el consistorio arahalense ha revelado las inaceptables formas de Ferraz, que es lo mismo que decir de Pedro Sánchez, con la complacencia de un Juan Espadas entregado a su presidente. El secretario general del PSOE andaluz y portavoz del Grupo Socialista en el Senado apenas tardó ayer unos minutos en aplaudir la «valentía y coherencia» del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por anunciar en el Pleno del Congreso de los Diputados que España procederá al reconocimiento de Palestina como Estado. Y, como decía Espadas en su tuit, sí, fue un «día histórico», sobre todo para Arahal, que pone fin a dieciocho años de gobiernos comunistas, y para las bases socialistas andaluzas. Francisco Brenes, un socialista con casi cuarenta años de militancia, fue investido alcalde del municipio con el respaldo del PP, motivo por el que todo el grupo socialista fue expulsado del partido. La razón: impedir una hipotética ruptura del pacto provincial con Izquierda Unidad y blindar el control de la Diputación, sin escuchar el sentir general de la agrupación local que aprobó desbancar a la alcaldesa de IU por el bien del pueblo. Tras un pleno celebrado con normalidad, el nuevo alcalde destapaba sólo una parte de lo vivido en las dos últimas semanas.
«No quiero hacer daño a mi partido, porque me siento socialista aunque nos hayan abierto un expediente. No queremos romper puentes. Arahal es muy importante para el futuro», explicaba el nuevo alcalde, que junto a los otros cinco concejales forman parte ahora de un grupo no adscrito. «No entendemos que en algunos municipios de Sevilla, de Andalucía o de España se permitan este tipo de pactos (con el PP) y en otros no. No nos han planteado siquiera los motivos desde la ejecutiva provincial, simplemente nos han abierto un expediente de expulsión en el que tenemos tres días para alegar y es lo que vamos a hacer», añadía Brenes, recordando el ejemplo de Medina Sidonia (donde gobiernan IU y PP aunque el PSOE ganó las elecciones). «Nos sentimos traicionados, pero también legitimados para hacer esta moción de censura», proseguía.
Un sinsentido ser meros representantes de Ferraz
Midiendo sus palabras, el hoy alcalde respondió a Juan Espadas, quien puso el martes en duda incluso sus valores políticos: «Empecé aquí en 1987, sé cómo funciona el partido y que la política cambia de un día para otro. Le puedo decir a Juan Espadas que en este partido posiblemente entrase yo antes que él. Sé perfectamente lo que representan las siglas del PSOE». El grupo recrimina al partido falta de libertad para trabajar por los arahalenses. «Necesitamos cierta autonomía. Si somos meros representantes de Ferraz, en un ayuntamiento no tiene sentido ser concejal. Estamos aquí porque damos la cara ante nuestros vecinos. Debemos ir por la calle con la dignidad suficiente para que no nos digan que les hemos engañado. Los vecinos no entenderán lo de Ferraz», añadía. Y lamentaba que quienes deciden hoy en el PSOE «están lejos y seguramente la mayoría en Ferraz no saben situar Arahal en el mapa».
Expulsado del partido, despedido sin previo aviso
Además de la expulsión del partido, Francisco Brenes fue cesado como asesor de la Diputación de Sevilla por Javier Fernández –algo que consideró normal por tratarse de un cargo de confianza–, una consecuencia más de la negativa a retirar la moción de censura. «Han intentando convencernos y podríamos contar muchas cosas pero no las vamos a contar». Y es que, pese a todo lo vivido, insistía en que «no quería hacer daño al partido». Bajo su punto de vista, «si un concejal no tiene libertad para hacer los pactos que mejor vengan al pueblo y desde Ferraz quieren imponerlos arbitrariamente» las bases socialistas no lo van a entender. En ese mismo análisis hay que incluir que el propio Pedro Sánchez llegó a la presidencia a través de una moción de censura, una iniciativa que será «tan legítima en un sitio como en otro» y, por tanto, «no nos pueden gustar las reglas del juego democrático» en función de momento y el lugar. «Mi pueblo está por encima de las siglas del PSOE y sus dirigentes. El partido me ha castigado duramente. Me ha despedido sin preaviso y publicando encuestas falsas», añadió en referencia a un sondeo que aseguraba que la moción de censura no tenía el respaldo social necesario. «Estuve en su tiempo en la dirección provincial del PSOE y sé cómo se hacen las encuestas y cómo se cocinan», agregó.
El "ordeno y mando" del 'sanchismo'
A su juicio, es toda una incoherencia que «desde Arahal creamos que esto es lo que le hace falta a nuestro pueblo» y, en cambio, todo dependa de «las políticas provinciales, regionales y nacionales». «Nosotros no entramos en el tripartito de Barcelona ni en la alcaldía de Bildu... Es un partido muy presidencialista, viene desde arriba ese ordeno y mando. No es la mejor solución. Ésta –la local– es la infantería de la política».
Por último, Brenes hizo un llamamiento a la calma en el pueblo tras la «tensión generada» por IU en la calle, un partido que calificó como «antisistema». Su objetivo ahora es impulsar el desarrollo industrial y la vivienda en el pueblo como primeros ejes de actuación, así como abrir el Ayuntamiento a la ciudadanía. «Si construimos una sola vivienda, ya habremos hecho más que IU en 18 años», zanjó.
Por su parte, la exalcaldesa Ana María Barrios, que estuvo arropada por Antonio Maíllo y su predecesor Miguel Ángel Márquez, dijo que el pacto provincial con el PSOE no peligra porque «ha cumplido» al expulsar a sus concejales. La duda ahora radica en si IU llegará a denunciar al alcalde actual por transfuguismo.
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