"Tornaviaje"
Cesarismo
"La democracia española se asoma a un final de ciclo. Marca una tendencia, inédita en Europa, donde la separación de poderes se muestra desarmada. El neo-Ejecutivo Sánchez necesita gobernar sin los molestos corsés del Legislativo y el Judicial"
Se abre una modalidad postmoderna del Cesarismo democrático. Toda ley que agrade al nuevo César Pedro tendrá parabienes. Lo que la mayoría de los patricios aprueben, que al César le arrugue el rostro serán ignoradas, lapidadas, olvidadas. Normas nuevas, apaños de gobernabilidad para que César siga instalado en su palacio monclovita, se aplicarán, aunque los diputados y senadores no lo hayan votado afirmativamente. César les ha avisado que va a gobernar con o sin ellos. Pues al César le molesta esos parlamentos donde se les ponen trabas a su buen gobernar. Ungido por la sapiencia de la eternidad para administrar a su nueva Hispania, no tiene tiempo que perder con tanto leguleyo que intenta derrocarlo.
El verdadero César histórico, impuso su deriva dictatorial, autoritaria, su asfixia de aquella democracia romana, que terminó asesinado a puñaladas. Los idus de marzo se revolvieron contra aquel tirano. El destino tiene vericuetos lentos, pero implacables. Aquellos parlamentarios que empuñaron los puñales extremos tenían la democracia romana en sus venas. Derramar aquella sangre del César tuvo consecuencias graves. Pero actuaron in extremis como la única salida para evitar una mayor opresión.
Ahora, tras estos cuarenta y siete años (1977/2024) democráticos, las Cámaras molestan mucho. El neo-César tiene la necesidad de no perder tanto tiempo sometiéndose a ese contrapoder. Y no lo oculta, lo declara para que se vayan enterando. Su plan está claro. Colonizar al Legislativo y asaltar cada tribunal para someterlos, pasivos o plegados al Ejecutivo. Además, recoloca a los suyos en cada carguito. Desde la UE al último rincón de España, sin olvidar al condado catalán. Nadie osa levantar la voz, sino un leve murmullo, sin consecuencias para el «puto amo».
Aquí, los idus de marzo no serán sangrientos. Al nuevo Cesarismo democrático le quedan algunos obstáculos por vencer. Rescoldos de sus propios patricios, antiguallas históricas, los nuevos socialdemócratas del PP y la reciente derecha desnortada que al nuevo César se la suda, mientras le hagan el juego. ¡Ave César morituri te salutant!
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