
Entrevista
«Chaves Nogales era una auténtica máquina de escribir»
La profesora de la US Yolanda Morató rescata, en El Paseo, más de 600 trabajos escritos durante el exilio en Francia y Reino Unido del periodista sevillano

Manuel Chaves Nogales murió en el Reino Unido en 1944 mientras la II Guerra Mundial (IIGM) se encaminaba hacia sus últimos estertores de muerte y destrucción. Aún desconocíamos el horror de los campos de exterminio y la bomba atómica sólo era un proyecto en Nuevo México. Había tanto por contar que el periodista sevillano se perdió «lo mejor» del conflicto, se quedó a las puertas de la rendición del Tercer Reich. Este año sus derechos editoriales se liberan, varias editoriales republican muchos textos y sacan a la luz trabajos inéditos que dormían en hemerotecas y archivos. En enero, la editorial Renacimiento ya adelantó en LA RAZÓN la llegada a las librerías de una serie con las crónicas publicadas en Iberoamérica, pero ahora la también andaluza El Paseo, saca «Diarios de la Segunda Guerra Mundial», tres volúmenes con piezas inéditas y firmadas por Chaves Nogales entre los años 1939 y 1944. El primero de ellos, «Desde París», nos permite conocer los compases iniciales de la invasión alemana desde el interior de la capital francesa sin olvidar los tejemanejes de la política internacional, porque una de las capacidades del periodista sevillano era la de poder planear, con gran habilidad, por todas las capas de la sociedad de su tiempo. Yolanda Morató, profesora e investigadora de la Universidad de Sevilla, lleva más de media vida dedicada a rastrear el trabajo del autor de «A sangre y fuego», y es la responsable de esta edición.
¿Dónde estaban estos textos y por qué han aparecido ahora?
Bueno, los textos estaban sorprendentemente en repositorios y hemerotecas digitalizadas pero sin rastrear, porque lo faltaba era un hilo conductor en la propia investigación. Por qué publicaba y dónde, quién posibilitó la publicación de los artículos. Ésa es la historia que comencé a descubrir hace una década cuando publiqué «La España de Franco», que son artículos que salieron en Francia. A partir de ahí, aparece el interés por saber cómo se procuraba estos encargos, armo un hilo temporal donde veo las agencias para las que trabaja y surge la obra.
Este año se espera un tsunami de publicaciones. En realidad, gran parte de su obra ya es ampliamente conocida. ¿Con estos textos inéditos se abre una nueva visión del periodista?
Yo creo que la apreciación va especialmente sobre el momento en el que vive, mejor que si es inédito o no lo es. Vamos a conocer a un Chaves Nogales totalmente distinto, porque ahora es un periodista que vive la guerra desde dentro. Hasta ahora, cuando él escribe sobre la Guerra Civil no se encuentra en España, es muy diferente contar algo que vives a algo que te cuentan. En este primer volumen narra in situ con una óptica muy optimista espera que Francia no sea ocupada por los nazis, cosa que luego no sucede.
Muchas de sus crónicas luego son radiadas como propaganda antialemana, pero no preservamos su voz.
Sí, durante su periodo en Francia él participa en esas radiodifusiones, lo que sucede es que no quedan registros. Es una gran pena.
Hablamos de más de mil páginas publicadas en distintos medios, lo que conforma unos 600 artículos. ¿Qué destacaría de esa montaña de periodismo?
Más que algo en concreto, su propia trayectoria profesional, cómo supo desenvolverse y la óptica personal de alguien que vive un acontecimiento histórico único. Lo que más sorprende es la capacidad de convertir la vivencia cotidiana en noticia.
Es realmente sorprendente que un exiliado se convierte desde el principio en una de las estrellas del periodismo en Francia y se marcha al Reino Unido con lo mejor de la profesión.
Porque en realidad él sigue siendo el mismo que trabaja con la gente de Havas. Lo que cambia es el año, pero lo importante es que se encuentra en el bando aliado que huye de la Alemania nazi.
En septiembre de 1939, Chaves Nogales ya había publicado sus piezas sobre la Guerra Civil, tenía experiencia sobre cómo contar un conflicto. ¿Cambia en algo a la hora de contar la IIGM?
Su estilo es el de siempre, pero en este momento habla por su propia experiencia. Es distinto en ese sentido, pero el estilo es el mismo porque siempre busca personalizar su escritura.
En 2025 consideramos que es el mejor periodista español, sus libros se venden muy bien, las editoriales lo desean y todo el mundo ha perdido un poco la cabeza por Chaves Nogales. ¿Cuál es la clave de su éxito?
Pues que tiene las fortalezas de un gran escritor: la universalidad de lo que cuenta, la accesibilidad del estilo y la cercanía de la voz del contenido. Le sucede lo mismo que a Cervantes, que nos sigue llegando, porque sabe trascender la época histórica y contarle a cada lector algo que lo aproxima a su escritura. Nunca se deja ni a nadie ni a nada detrás. Es decir, podríamos pensar que toda persona que escribe sobre un tema tiene unos intereses específicos, mientras que Chaves Nogales tiene una mirada panorámica. Lo mismo habla de un bosque que de lo que sucede en un restaurante a las diez de la noche, de los políticos o de la portera de su edificio. No se deja nunca nada por comentar y lo hace con una finura muy especial.
Al final esos personajes reciben el foco de la narración...
Así logra que conectar con el lector de esa manera tan especial, porque aunque existen muchos libros de la IIGM, muchos reportajes y crónicas, pocas de personas te encuentras que vivan en tres países como España, Francia e Inglaterra, ni hay tantas figuras que conozcan en las calles el arranque de un conflicto de estas dimensiones. Además, siempre fue fiel a su espíritu profesional e ideológico.
El editor Abelardo Linares comentó en estas páginas que había encontrado una gran cantidad de trabajos sin firmar pero que él los atribuía a Chaves Nogales con certeza. ¿Le ha pasado lo mismo?
Bueno ése es un proyecto diferente, pero es habitual, cuando llevas muchos años trabajando en un proyecto como éste, que detectes una pieza de la misma agencia que tiene el mismo estilo de Chaves pero sin firma. Pero para ser riguroso, y por mi trabajo como filóloga, sólo quiero ofrecer piezas firmadas. La especulación lleva a equívocos y la investigación nos dicta que lo que pudiera ser al final no lo es y crea más confusión, mayor perjuicio para el escritor a fin de cuentas. En este proyecto sólo se incluyen sus trabajos firmados.

¿Queda mucho entonces por salir a la luz?
No me gusta mucho el concepto de obra completa u obra cerrada, porque creo en la investigación y en el relevo generacional. Espero que los que vengan detrás encuentren muchas cosas, pero con estas 600 páginas se determina un arco temporal cerrado. Desde su segundo exilio, mirando hacia atrás un poco, existen pocos trabajos firmados, producidos por sus agencias y enviados a América. Podría salir algo porque Chaves era una auténtica máquina de escribir, pero no lo creo.
¿Prefiere su época francesa o la inglesa?
Son distintas, no es lo mismo sufrir el Blitz que estar a la espera de la llegada de los nazis, mientras que en Londres vive pendiente del cielo y de las bombas. En una de sus crónicas sobre la flema británica viene a decir que no sabe si los ingleses tienen tanto miedo como él «pero lo disimulan estupendamente». Comparar siempre es injusto, pero son distintos porque existe un Chaves para todo el mundo.
¿Trabajó para los servicios secretos?
Trabajó para el Gobierno y a todo el mundo le seduce la palabra espía…
Ya sabe, gabardina, corbata pajarita, sombrero; Chaves entra en el perfil.
(Risas) El gobierno británico era un órgano tremendamente controlador y censor, lo dijo ya George Orwell. Como ocurre en tantos países, se genera un sentimiento de comunidad que en Londres será brutal. Hasta el punto que el Desembarco de Normandía se ensaya y nadie dice nada. Ahora sabemos que Eisenhower y Churchill estuvieron allí tomando el té mientras entrenaban una operación tan gigantesca. Todo el mundo permaneció en silencio para jugar la última carta y conseguir la victoria. Chaves lo cuenta mucho y cala tanto en la sociedad, que el Gobierno tiene un órgano para saber lo que se decía de la guerra en las calles de Londres. A Chaves le pagaba el Gobierno a través de Reuters, que era la agencia que se declaraba independiente pero que mandaba las piezas a los países con riesgo de nazificación. De hecho algunos medios atacan a Chaves y lo tachan de propagandista.
¿Periodismo frente a propaganda?
Soy reacia a pensar que el periodismo puede separarse de la propaganda en tiempos de guerra. Siempre publicas para un medio y si tienes que controlar toda la información que se genera en tu país, cómo puedes hablar de periodismo libre…
¿Y cuánto hay de periodismo y de cuánto de literatura?
En Chaves Nogales siempre hay literatura, porque yo no lo categorizo como periodista o escritor. Es algo que sucede a lo largo de los siglos y no me imagino a nadie escribiendo una crónica diciendo «ahora no soy narrador». Es un gran narrador y ésa es su fuerza, porque no sólo te lo cuenta sino que te lo narra. ¿Cuánto hay de invención? Existen terrenos en los que no podemos saberlo. Hay que estudiar sus textos, el paratexto, ver dónde está esa noticia, su fecha, para quién va y quién la escribe.
Entonces, ¿cree que aliñaba sus textos?
Creo que todos lo hacemos, de una manera cognitiva, todos cuando contamos algo siempre sucede.
✕
Accede a tu cuenta para comentar