Opinión | El bloc
Coros y danzas de Begoña
"El 5 de junio fue un día de infamia para la democracia española"
El paso que dio el PSOE el miércoles en Benalmádena, donde Pedro Sánchez mandó a sus cuadros regionales jalear a su mujer presuntamente corrupta, muestra con exactitud qué papel le reserva su actual secretario general a la otrora omnipotente federación andaluza: palmera de la transición que está a punto de culminar, la mutación de un partido socialdemócrata europeo en caudillismo bananero de inspiración bolivariana. Como los Kirchner en Argentina –uno de sus trincones mayores, Martín Insaurralde, cayó tras quedar retratado en esa misma Costa del Sol– o los Ortega en Nicaragua, la pareja presidencial hace negocios en España tras rasgar el velo que separa lo público de lo privado y, al contrario de lo que sucede en las democracias avanzadas cuando ocurren estos episodios, el movimiento oficialista hace piña en defensa de los capos: desde las patotas sindicales hasta el Fiscal General del Estado, desde el partido con su portavoz en el Senado (ay, Espadas) hasta los ministros del Gobierno en tropel… todos conforman el equipo defensor de una señora particular, sí, excepto por su vínculo familiar con el «puto amo». En el imaginario del señorito madrileño que es Sánchez, criado con cucharita de plata en uno de los colegios privados más exclusivos de la capital, ningún otro escenario cabía para la performance tercermundista de unos súbditos aclamando a su esposa (La Prestante Dama o La Excelsa Matona, escribió Vargas Llosa en «La fiesta del Chivo») en contra de la Justicia: «¡Be-go-ña, Be-go-ña!», igual que aquellos descamisados de Argentina pedían la vuelta del dictador viudo: «Putero o ladrón, queremos a Perón». El 5 de junio fue un día de infamia para la democracia española. Los coros y danzas regionales, como cuando entonces, corrieron a cargo de Andalucía.
✕
Accede a tu cuenta para comentar